Dios se identifica con el bien y es el bien. Por lo tanto la palabra bondad significa la posesión del bien y la bondad es por excelencia la cualidad de Dio...
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El cielo es la mansión que en la Eternidad se reserva a los elegidos. Es, en su realización eterna, el reino de Dios del cual habla a menudo la Escritura, que se encuentra en germen en el alma de los fieles y que en el Evangelio Jesús promete a los que lo hayan merecido.
Desde tiempos remotos a los fieles les ha obsesionado la idea de una morada celestial y siempre han querido saber todo sobre ella.
Los griegos creían que el Cielo en una especie de envoltorio que rodeaba el mundo terrestre. En la Biblia, el Cielo es aquel en el que aparece Yahveh, haciendo referencia al cielo atmosférico y al estrellado. Encontramos referencias al mismo en los salmos y los dos testamentos.
El Cielo del Antiguo Testamento es también el lugar de felicidad prometido a los elegidos. Todos los textos con carácter mesiánico hacen una lejana pero clara alusión a ello. Jacob, por ejemplo, considera su existencia terrenal como una peregrinación.
En el Nuevo Testamento las alusiones a la existencia de la estancia ultra terrena son numerosas, y a la vez, formales e imprecisas. En estos textos podemos encontrar que el Reino de los Cielos designa la vida de la gracia instaurado sobre la tierra y la vida futura, y dicho reino es de otro orden que los reinos del mundo, ya que tendrá por duración la eternidad, después del Juicio Final. El Cielo es la patria de los santos.
Para San Agustín, el cielo está como dividido en varias regiones distintas y dice que los santos no vivirán en él hasta después del juicio final. Para San Basilio, en cambio, es mucho más antiguo que el mundo visible, es eterno y está fuera del tiempo, pero es imposible dar aún una idea aproximada.
En la Edad Media, los escolásticos hicieron a su vez hipótesis sobre el Cielo negándose a considerar que la estancia celestial, aunque un lugar puramente espiritual, pudiera ser el vacío. Santo Tomás piensa, que el Cielo no es de la misma naturaleza que los cuatro elementos terrenales, ya que lo compone la substancia más luminosa y más noble.
La liturgia romana llama la atención de los fieles sobre la felicidad de los santos en el Reino de los Cielos, y se describe como el lugar del refrigerio, de la luz y de la paz.
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