El Espíritu Santo nos entrega siete dones, los cuales son los siguientes: don de temor, don de sabiduría, don de inteligencia, don de fortaleza, don de consejo y don de ciencia.
Estos dones son una ayuda indispensable para el católico ya que nos brinda todo lo que es necesario para poder ayudarnos a recibir y merecer la vida eterna. Esta ayuda que nos brinda consiste en la aportación de gracias particulares, formas de energía, las cuales se las conoce como los dones del Espíritu Santo.
Leyendo la Sagrada Biblia nos encontramos con el libro del profeta Isaías, el cual ya había enumerado estos dones. La cita bíblica dice "Sobre él, dijo, descansará el espíritu del Señor, el espíritu de sabiduría y de entendimiento, el espíritu de consejo y de fortaleza, el espíritu de ciencia y piedad, y el espíritu del temor del Señor lo llenará". (Isaías 11, 2)
El don de consejo que nos entrega el Espíritu Santo tiene que ver con el hecho de que el hombre pueda saber decidir con acierto y que pueda aconsejar a los otros fácilmente, y sobre todo, que sepa hacerlo en el momento necesario conforme a la voluntad de Dios, algo que sin la ayuda de este don no sería algo usualmente fácil.
La decisión tomada depende de nuestros conocimientos, de nuestra mentalidad, de nuestros hábitos y de nuestra voluntad, de este modo, es necesario que todo nuestro ser, sea siempre dócil al Espíritu Santo para que nuestra elección sea siempre y en todo momento inspirada por Él.
El don de consejo es un don indispensable en los confesores, y además es sumamente necesario a los padres y educadores.
El don de consejo corresponde a la virtud moral de la prudencia, la cual, según Santo Tomás de Aquino es la virtud cardinal más necesaria en la vida humana.