EXPLICACIÓN DE SAN ATANASIO DE ALEJANDRÍA SOBRE LA VIRGINIDAD DE MARÍA ANTES, DURANTE Y DESPUÉS DEL NACIMIENTO DE JESÚS
Desde los primeros tiempos la iglesia siempre sostuvo la virginidad de la Virgen y el hecho de que Jesús no tuvo hermanos.
Asi nos encontramos en el siglo IV con San Atanasio de Alejandría y su libro Tratado de la virginidad, donde desarrolla una perfecta aclaración sobre la eterna discusión existente entre católicos y protestantes acerca de la cuestión de que si Jesús tuvo hermanos o no.
San Atanasio murió el día 2 de mayo del año 373 en Alejandría.
Este obispo y doctor de la Iglesia tiene un vasto magisterio pastoral y teológico, en el cual defiende en forma fervorosa la maternidad divina y virginal de María.
Él repite una y otra vez que esta maternidad fue plenamente real, y que no fue una apariencia, tal como en sus tiempos los herejes defendían erróneamente.
San Atanasio nos dice que Cristo, como verdadero y único hijo nacido de María, quiso que todos los hombres del mundo participaran de esa filiación mariana.
De este modo San Atanasio explica que si Dios envió a su hijo para que nacido de mujer, eso no nos deshonra, sino que al contrario, resulta para nosotros motivo de gloria y de gran honor.
Dice que Dios se hizo hombre, en efecto, a fin de deificarnos con él. Se encarnó en una mujer y nació de la Virgen a fin de tomar sobre sí nuestro desdichado nacimiento.
Cuando Jesús dice "Aquí tienes a tu hijo… Aquí tienes a tu madre" confirma que María no dio a luz a ningún otro hijo más que al Salvador.
Efectivamente, si María hubiera tenido algún otro hijo, Jesús lo habría tenido en cuenta, sin necesidad de encomendar a su Madre a otro, y menos aún consentir que ella se constituyera madre de otros y abandonara por lo tanto la casa de los suyos, considerando que abandonar al marido o al hijo es fuente de sufrimiento.
Por lo tanto, puesto que ella permaneció virgen después de su nacimiento, el Señor, en razón de la insigne pureza del alma de Juan y de la intacta virginidad de María, la encomendó al discípulo como su madre, a pesar de que no fuera la madre de este.