Dios se identifica con el bien y es el bien. Por lo tanto la palabra bondad significa la posesión del bien y la bondad es por excelencia la cualidad de Dio...
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SÍNTESIS DEL LIBRO DE SALMOS
BREVE EXPLICACIÓN DEL LIBRO DEL ANTIGUO NUEVO TESTAMENTO DE LA BIBLIA CATÓLICA
La fecha de redacción de los salmos comprende el siglo X al siglo II a. C.
El libro de los salmos está dividido en realidad en cinco libros, el cual, en el final de cada uno de los primeros cuatro, encontramos la siguiente exclamación:
"¡Bendito sea el Señor por siempre!. ¡Amén, amén!".
Sus autores son muchos, y por lo general son llamados salmistas.
En la antigüedad judía, así como la cristiana, varios salmos son atribuidos a David, y esto es motivado por su fama de gran compositor y músico.
El nuevo Testamento lo señala explícitamente como autor de seis de ellos. En el año 1910, la Comisión bíblica, reconoció a David como el iniciador del género de los salmos y el organizador de la liturgia israelita, y aunque no se pueda precisar exactamente el número de salmos debido a su inspiración, el nombre del rey poeta está ligado al salterio.
Los salmos son poemas que requieren el acompañamiento de un instrumento musical. El salterio, o colección de salmos, contiene ciento cincuenta poemas, todos orientados hacia Dios, para rogarle o para alabarlo.
En esta obra de gran belleza literaria hay que distinguir los himnos de las plegarias:
En los himnos, el poeta sagrado exhorta a los justos, a las naciones, al mundo, y, a veces, a sí mismo, a alabar a Dios. Otras veces se manifiesta una intención didáctica, con el deseo de recordar o de exponer con precisión ciertas enseñanzas.
Las plegarias constituyen la parte más importante del Salterio, pues son súplicas (colectivas o individuales) dirigidas en un tono fúnebre.
Los guías espirituales de Israel han utilizado con gran frecuencia los salmos, fácilmente accesibles al pueblo, para difundir sus enseñanzas o Torah. La ley se presenta en ellos como la suprema sabiduría, y por lo tanto, despreciarla sería una locura.
El Salterio es el más mesiánico de los libros del Antiguo Testamento, donde los salmos puramente proféticos cantan el reino universal de Yahveh, el esplendor de la nueva Sión y el advenimiento de la era mesiánica. Los Padres de la Iglesia y los teólogos afirman unánimemente que la promesa del Mesías está totalmente expresada en los Salmos.
Se sabe que estos cantos eran interpretados en las sinagogas con acompañamiento de flautas o de instrumentos de cuerda. Había un salmo para cada día de la semana. En las fiestas de Yahveh, que se celebraban con danzas, los cantores y cantoras daban a la recitación de los himnos un tono más solemne. Era la época crítica en que el profetismo estaba en vías de desaparición, los sacerdotes faltaban a sus deberes, y crecía la amenaza del paganismo. Se procuraba adaptar las oraciones nacionales a estas nuevas circunstancias, e invitar al pueblo a rogar por Israel y consolidar su fe.
El Salterio es, por sí mismo, un monumento, una obra maestra de la poesía bíblica. Procede de la regla común a toda la poesía semítica: el paralelismo. Los miembros sinónimos de una frase, o contrarios, o complementarios, concurren en la expresión de una misma idea. El ritmo es más o menos regular, algunos poemas son prosaicos, tanto por su estilo como por su carencia; otros parecen tener un tono oratorio. El verso es la unidad rítmica y la estrofa es la unidad ideológica. La intención de los salmistas ha sido edificar, instruir y consolar. La lengua poética del Salterio prescinde de artículos y relativos, y usa la interrogación y la repetición.
Bajo una forma lírica o didáctica, los salmos exponen toda la doctrina religiosa del Antiguo Testamento. En este aspecto, tienen un valor religioso inapreciable.
El canto de los salmos se ha perpetuado en las ceremonias de la Iglesia. Así, las vísperas corresponden al sacrificio de la tarde de la antigua ley. Esta costumbre de recitar los salmos era ya habitual entre los primeros cristianos. Los salmos se usan frecuentemente en el ritual para la administración de sacramentos, funerales, bendiciones y exorcismos.
- La división del libro de los Salmos es la siguiente:
Libro uno: salmos 1 el 41.
Libro dos: salmos 42 al 72.
Libro tres: salmos 73 al 89.
Libro cuatro: salmos 90 al 106.
Libro cinco: salmos 107 al 150
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