Anatema, según la definición de la Biblia, significa todo aquello que es maldecido y condenado a extinguirse o aniquilarse, especialmente en el caso del crimen de idolatría.
En el Nuevo Testamento esta palabra ha tomado algunas veces el sentido de imprecación o de maldición.
Los concilios condenaron de anatema a las herejías, por eso en los primeros siglos el anatema se difiere poco de la excomunión.
El anatema nos separa del Cuerpo místico de Cristo y ha sido identificado con la excomunión solemne pronunciada por el obispo revestido de capa pluvial morada, asistido de doce sacerdotes.
Se impone a los que oponen una resistencia obstinada a la Iglesia.
El significado etimológico de la palabra anatema es en realidad ofrenda, pero el término se lo usa como equivalente de maldición en el sentido de alguien separado del pueblo católico. Así, una persona considerada hereje se la sentenciaba como anatema para poder expulsarla de la comunidad religiosa.
En la antigüedad decirle a alguien anatema era una pena muchísimo más grave que la excomunión ya que la persona era desterrada, exiliada o incomunicada y, además, maldecida.
En el Antiguo Testamento cuando se habla de anatema se habla de exterminio, como sucedió con la ciudad de Jericó. Cuando una ciudad se la marcaba como anatema todos los habitantes eran asesinados, se incendiaba la ciudad, no se permitía reconstruirla, y el botín se ofrecía a Dios.
A diferencia del Antiguo, el Nuevo Testamento la condición de anatema no trae implícita la muerte, sino que se refiere a la exclusión del individuo de la comunión de los fieles o a la pérdida de sus bienes.
En los comienzos de la Iglesia el término anatema se utilizó para señalar la exclusión del máximo pecador de la sociedad católica, especialmente los herejes.
En tiempo posterior la Iglesia Católica terminó utilizando el término anatema como una sanción extrema religiosa bajo pena de excomulgar.
La diferencia entre excomunión y anatema es que la primera determina excluir a la persona del sacramento de la eucaristía y de todo lo que tenga que ver con el culto, mientras que la segunda determina una separación absoluta de la Iglesia y de Cristo.
Finalmente el código de Derecho Canónico en su cánon 2257 utiliza el término anatema como sinónimo de excomunión