CARACTERÍSTICAS DE LA IGLESIA CATÓLICA APOSTÓLICA ROMANA
FUNCIONES DEL APOSTOLADO CATÓLICO
La Iglesia católica como garantía de su verdad se llama apostólica, es decir fundada por los apóstoles.
Jesús dio a sus apóstoles la misión de predicar una doctrina determinada que recibieron de Él mismo sin añadir ni quitar nada.
Ellos recibieron el ministerio de la gracia y el de la palabra, el poder de bautizar por sí mismos o por otros, el de perdonar los pecados y el de consagrar y administrar la Eucaristía.
En una palabra, los apóstoles recibieron el poder de administrar los sacramentos y al mismo tiempo recibieron la orden de fundar la sociedad cristiana y gobernarla.
Esta sociedad debe ser jerárquica, donde los apóstoles y sus sucesores son sus gobernantes.
El poder es dado a los obispos, teniendo como jerarquía máxima al obispo de los obispos, Pedro.
A esta sociedad Jesús le promete su asistencia para siempre cuando le dice a Pedro
"Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia".
La Iglesia católica apostólica romana es indefectible en la enseñanza de la verdad, en el uso de los medios de santificación, en su constitución y en su gobierno.
Éstas son las condiciones del apostolado: la misma fe y la misma doctrina, la misma constitución, los mismos sacramentos.
Es necesario que el poder de predicar, absolver, consagrar, ordenar y gobernar en nombre de Dios se transmita sin interrupción siguiendo las leyes establecidas por el Fundador.
No hay apostolado sin misión y continuidad.
El apostolado es una propiedad gracias a la cual la Iglesia continúa siendo la misma en la doctrina, los sacramentos y el gobierno gracias a la sucesión legítima, pública e ininterrumpida de los obispos después de los apóstoles.
Además es una propiedad esencial y una marca distintiva de la verdadera Iglesia.
El Símbolo de Constantinopla acepta la fórmula
"Creemos en una iglesia única, santa, apostólica y católica."
El término apostólico ya se empleó desde los primeros tiempos de los apóstoles.