SOBRE LA HISTORICIDAD DEL RELATO DE EVA Y EL PECADO ORIGINAL
Eva, tentada por la serpiente, cae en el pecado, al gustar la fruta prohibida.
Para la mayoría de los modernos racionalistas, este episodio del Génesis no es más que un mito popular, una especie de cuento filosófico destinado a explicar el origen del mal en el mundo.
Pero desde el punto de vista dogmático no existe duda alguna acerca de su veracidad.
Todos los Padres de la Iglesia y comentaristas católicos han considerado siempre estos hechos rigurosamente históricos.
Se trata de una historia que el autor cuenta como verdadera, tal como la conoce por referencias de sus mayores, y que se limita a presentar sin la menor intención alegórica a la primer pareja humana, la cual desobedeció a Dios.
Toda interpretación alegórica tropezará con el dogma del pecado original, que el Concilio de Trento ha fundado en el relato del Génesis.
Para los católicos no hay elección: este episodio del Génesis ha de considerarse como un historia verdadera.
Para los Padres de la Iglesia, Eva es una figura doblemente profética: en primer lugar, anuncia la formación de la Iglesia, ya que su pecado motiva la muerte de Jesús en la cruz; y en el segundo, y por contraste, se la ha comparado a María, madre del redentor.
San Ireneo hace la observación de que Eva se ha dejado seducir por un ángel, y que María recibió de un ángel el anuncio de su maternidad divina.
Condenado a muerte por el orgullo de una virgen (Eva), el género humano se salvará de la muerte por medio de una Virgen (María).
Hoy es
