El apostolado de la oración es una piadosa unión de fieles que, no contentos con vivir para su salvación, contribuyen también, mediante la oración y el sacrificio apostólico, a cimentar el Cuerpo místico de Cristo, es decir, a extender su reinado en la tierra.
El apostolado estimula a sus asociados a formarse ellos mismos en el espíritu de esta devoción, a observar sus prácticas y perseverar en ellas y quiere desarrollar de todas maneras la devoción al Sagrado Corazón.
El ofrecimiento diario de sus acciones y oraciones, sus goces y sus penas unidos a Cristo y a las intenciones de su Corazón, el santo sacrificio de la misa y la comunión reparadora, así como la devoción mariana, son exigidos a los miembros de la Asociación.
Con este apostolado se deja de orar o vivir egoístamente para uno, ya que se pasa a unir la oración con el servicio, viviendo de este modo una vida cotidiana, pero regida por el Espíritu Santo y con el pensamiento dirigido principalmente a ayudar al otro.
El apostolado de la oración tiene una organización propia y su director general es el superior General de la Compañía de Jesús y su centro está en Roma.
La organización se da por diócesis donde cada una tiene a su director o directores diocesanos.
Y dentro de las diócesis se pueden establecer centros en las parroquias, escuelas e iglesias.
Para ser admitido en la Asociación es suficiente inscribirse en un centro legalmente constituido.
Además se debe ser consciente que se está ofreciendo la propia vida al Corazón de Cristo y se pasa a dejar de lado la individualidad para priorizar el bien común
La Asociación fue fundada en 1844 por el padre de Gautrelet y fue aprobada por Pío IX en el año 1849.
Actualmente está esparcida en los cuatro continentes
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