1º mandamiento de Dios según la Biblia Explicación y ejemplos según el Catecismo de la Iglesia Católica
El primer mandamiento dice
"Amarás a Dios sobre todas las cosas"
En San Marcos 12, 30 vemos que Jesús reafirma esto cuando responde lo siguiente a alguien que pregunta cuál es el primero de todos los mandamientos:
"El primero es: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón con toda tu alma y con todas tus fuerzas".
"Amar a Dios sobre todas las cosas" significa quererlo más que a todos los bienes de la tierra y a todas las creaturas de tal forma que la persona está dispuesta a perderlo todo antes que ofenderlo, confía plenamente en su bondad, tiene gran respeto por su presencia, y tiene una gran fe en Él.
Pecan contra este primer mandamiento todos aquellos que niegan la existencia de Dios, las verdades de la fe, los que cometen sacrilegios, los que desconfían de la misericordia de Dios, los que ignoran culpablemente las verdades de la religión, los que creen en brujerías, lecturas de la mano, astrología, hechicerías, supersticiones, agüeros, espiritismo, tarot, horóscopos, talismanes, maleficios, amuletos, etc.
También pecan aquellos que practican la idolatría, o sea los que divinizan a cualquier cosa que no sea al mismo Dios, por ejemplo al dinero, al poder, al sexo, al demonio, etc. y los que realizan sacrilegio, o sea los que tratan indignamente todo lo que es sagrado.
Amar a Dios es cuando nos esforzamos por cumplir sus mandamientos, cuando le ofrecemos a Dios lo que hacemos y lo que sufrimos, cuando rezamos varias veces al día y nos esforzamos por no pecar y por hacer la mayor cantidad de obras buenas posibles.
El primer mandamiento abarca la fe, la esperanza y la caridad, ya que amar a Dios significa tener fe en que nunca fallará en sus promesas y tener esperanza en que nos ayudará siempre.
Y la caridad está representada en el amor que le tenemos.
Amar a Dios es adorarlo, o sea reconocerlo como creador y dueño de todo lo que existe.
Adorar es reconocer con respeto y sumisión, tal como es común decir, que "no somos nada", ya que sólo existimos porque Dios nos ha creado y nos conserva.
Por eso debemos alabar y bendecir a Dios.