CARACTERISTICAS DEL EXTASIS MISTICO DE LOS SANTOS CATOLICOS
El éxtasis es un estado de exaltación excepcional en el cual el alma se libra momentáneamente del influjo de los sentidos para acceder a la contemplación o a la inteligencia de lo que escapa a los sentidos.
Es un arrobamiento, una elevación, tal como indica la palabra griega éxtasis, que significa transporte.
El éxtasis puede ser provocado por medios artificiales, como los estupefacientes, y puede tener otra meta que la de acercarse a Dios.
De este modo los estados extáticos provocados por largos ayunos, o por la absorción de estupefacientes, o por ciertas neurosis, no pueden ser calificados, cualquiera que fuera su objeto, como éxtasis divino.
La Iglesia Católica entiende como éxtasis al éxtasis divino, al transporte, a la elevación del alma hacia las regiones más cercanas a Dios.
El éxtasis católico, el que ilumina la inteligencia y asegura el alma en la verdad de Dios, es según los teólogos, dado por el Espíritu Santo.
Es la ilustración, sobre todo, del don de sabiduría.
Si el éxtasis sólo ilumina la inteligencia, hay que desconfiar.
El éxtasis divino obra siempre sobre la voluntad, a la que conmueve y enardece y llena siempre un poderoso afecto hacia Dios.
Los místicos aseguran que, en el éxtasis, el alma se siente cerca de Dios, dándole una certidumbre que no le permite dudar.
Para ellos, es, con la enajenación de los sentidos, fácil de comprobar, un encuentro del alma con Dios, un contacto substancial, perceptible, consciente, pero parcialmente incomprensible.
En este encuentro de Dios y del alma, la inteligencia ya no funciona según su mecanismo habitual.
Conversa con Dios sin el concurso de la imaginación de los sentidos inferiores.
Es un diálogo de espíritu a espíritu.