POSICIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA ANTE EL ESPIRITISMO Y LA COMUNICACIÓN CON LOS MUERTOS
El espiritismo es una doctrina nacida en Francia a mediados del siglo XIX que se basa en los libros que publicó el escritor francés Allán Kardec.
Si bien se muestra como una ciencia, en realidad no lo es ya que no hay pruebas científicas de que las personas se puedan comunicar con otras personas fallecidas.
El espiritismo "estudia" la naturaleza, origen y destino de los espíritus, así como la relación que mantienen con el mundo corporal.
Aquellas pruebas o evidencias de fantasmas, espíritus, casas embrujadas, voces, ruidos, movimiento de objetos, etc. eran fácil de creer en la antigüedad.
Entendemos por espiritismo la evocación y el trato con los espíritus. Estos espíritus pertenecen a los seres desencarnados.
Según la doctrina espiritista, los vivos tienen la facultad de establecer relación directa con los desencarnados. Los persas, los griegos y los latinos rendían culto a los manes, es decir, a las almas de los muertos; su objeto era lograr la ayuda de dichos manes, o, por lo menos, aplacarlos y que fueran indiferentes.
En el primer libro de los Reyes asistimos a una evocación de los muertos (cuando Saúl va a buscar a la pitonisa).
Alan Kardec, misionero del nuevo evangelio (el evangelio del espiritismo, así como el cielo, el infierno y la justicia divina) fue acogido por todas las sociedades masónicas francesas. Las enseñanzas del espiritismo llevan siempre la marca del espíritu maligno y fomentan esperanzas que no pueden satisfacer.
Tales enseñanzas, si son contrarias al dogma, están naturalmente condenadas.
El tribunal del Santo Oficio, el 24 de abril de 1917, emitió una condenación absoluta y severa contra la evocación de los espíritus, contra el hipnotismo y, en definitiva, contra toda clase de manifestaciones espiritistas.
Para que la prohibición quede clara el Papa confirmó que los católicos tienen prohibido participar o asistir a reuniones espiritistas o a evocar espíritus, aunque sean buenos.
A medida que pasaron los años los avances de la ciencia como la física, la medicina o la psicología han derribado a todas estas "pruebas" que se terminaron de demostrar que eran fraude o simple sugestión.
Los espiritistas han negando las verdades de la fe católica y se dedican a invocar los espíritus de los muertos para que le den respuestas a aquellos que deseen.
El espiritismo va en contra de la clara prohibición de la Santa Biblia que está en Deuteronomio 18 donde dice que no se deben consultar ni evocar a los espíritus ni a los muertos. Esta prohibición divina es rigurosa, total y absoluta y jamás ha sido revocada o abolida.
Los católicos solamente se pueden relacionar con los muertos a través del rezo, como por ejemplo cuando oramos para ayudar a las almas del Purgatorio. 
La Ouija, el juego de la copa, o cualquier otro objeto o juego que se utilice como mediador para poder establecer una comunicación con los espíritus del más allá no sólo están prohibidos sino que en algunos casos o en personas muy sugestionables puede causar grandes daños psicológicos.
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