BREVE HISTORIA DEL SACERDOTE POBRE CLAUDE BERNARD Y LA ORACIÓN DEL ACORDAOS OH PIADOSÍSIMA VIRGEN MARÍA (MEMORAE)
La oración del Acordaos es atribuida por algunos en forma incorrecta a la madre Santa Teresa de Calcuta o a San Bernardo de Claraval.
La historia de esta oración de intercesión a la Virgen María, que se llama Memorae, o sea Acordaos en latín, es muy breve.
Su autor es desconocido y en realidad esta oración fue popularizada por el padre Claude Bernard el "Sacerdote Pobre" en el siglo XVII.
Nació en Dijon el 23 de diciembre de 1588 y murió en París el 23 de marzo de 1641
Hijo de un jurista, estudió derecho y durante un tiempo llevó una vida de placer, diciendo que prefería la vida de un caballero pobre a la de un sacerdote pobre
Un día, creyó haber tenido una visión de su padre que había fallecido y que le avisaba de los peligros de la vida mundana que estaba llevando, y eso lo llevó a convertirse.
Decidió hacerse sacerdote y se fue a vivir a París donde se dedicó a predicar y a visitar pobres, prisioneros, criminales y enfermos, sin evitar ningún tipo de enfermedad
Se deshizo de todos sus valores, incluida su herencia de 400.000 francos.
En París fundó el seminario de Trent-Trois para la educación de los pobres candidatos al sacerdocio
Claude creyó que la recitación de la oración del Acordaos había sido la causa de la curación milagrosa de una enfermedad que tuvo, tal como lo expresa en una carta a la Reina Ana de Austria, esposa del rey Luis XIII de Francia.
Por eso, para difundirla, decidió imprimir más de 200.000 folletos con esta oración en diferentes idiomas para hacerla conocida.
En nuestros tiempos, la Madre Teresa la rezaba cuando más ayuda necesitaba, ante una situación de emergencia o la necesidad de un gran milagro.
- ORACIÓN DEL ACORDAOS (MEMORAE) EN LATÍN Y TRES DIFERENTES TRADUCCIONES
De esta oración hay tres traducciones diferentes, las cuales pueden encontrarlas a continuación:
Versión 1:
Acordados, oh piadosísima Virgen María, que jamás se oyó decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección implorando vuestra asistencia y reclamando vuestro socorro haya sido abandonado de Vos.
Animado por esta confianza, a Vos también acudo, oh, Madre Virgen de vírgenes y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana.
Oh Madre de Dios, no despreciéis mis súplicas, antes bien escuchadlas y aceptadlas benignamente.
Amén.
Versión 2:
Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya sido desamparado.
Animado por esta confianza, a Vos acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos.
Oh madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente.
Amén.
Versión 3:
Acuérdate, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a tu protección, implorando tu asistencia y reclamando tu socorro, haya sido desamparado de ti.
Yo, animado con esta confianza, a ti también acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes.
Y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo acomparecer ante tu presencia soberana; no desprecies, oh Madre de Dios, mis humildes súplicas, antes bien acógelas benigna y despáchalas favorablemente.
Amén.
Versión original en latín:
Memorare, O piissima Virgo Maria, non esse auditum a saeculo,
quemquam ad tua currentem praesidia,
tua implorantem auxilia, tua petentem suffragia, esse derelictum.
Ego tali animatus confidentia, ad te, Virgo Virginum, Mater,
curro, ad te venio, coram te gemens peccator assisto.
Noli, Mater Verbi, verba mea despicere; sed audi propitia et exaudi.
Amen.