LA GRAVEDAD DE LA HEREJÍA Y SUS CONSECUENCIAS
No hay que confundir la herejía con el cisma, ya que la primera es una recusación de la doctrina católica, y en cambio, el cisma es una rebelión contra la unidad de la Iglesia.
La herejía es una perversión de doctrina que implica en el fondo la negación de la divinidad del Salvador.
La herejía es una doctrina que se opone inmediata, directa y contradictoriamente a la verdad revelada por Dios y propuesta auténticamente como tal por la Iglesia.
El acto de herejía es un juicio erróneo de la inteligencia, pero si el juicio erróneo no se refiere a la regla de la fe, sino que al contrario, al objeto material de la fe, entonces no se trata de un acto de herejía.
Por otra parte, sin el juicio formulado por la inteligencia no puede haber herejía propiamente dicha.
Entre todos los pecados de infidelidad, la herejía es el más grave, porque supone un conocimiento más completo de la regla de la fe y de las verdades que hay que creer.
Esta gravedad es probada por la palabra de Jesucristo, mandando a sus apóstoles a predicar el Evangelio.
Toda doctrina opuesta a la verdadera fe constituye en sí una infidelidad, pero toda infidelidad positiva no es una herejía.
- ¿QUÉ ES UN HEREJE SEGÚN EL CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO?
El código del Derecho Canónico dice que un hereje es un católico que después de haber recibido el bautismo, aún conservando el nombre de cristiano, niega con obstinación o pone en duda algunas de las verdades de la fe divina que hay que creer.
La consecuencia de la herejía es que por ser herejes incurren por el hecho mismo en la excomunión, y la absolución de la excomunión está reservada de una manera especial a la Sede apostólica
Santo Tomás explica que la herejía, siendo elección en la doctrina, se refiere no al mismo fin de la fe, sino al medio propuesto para alcanzar este fin.