Santa Bárbara vivió alrededor del año 250 y habría nacido en Nicomedia, cerca del mar de Mármara.
Bárbara era una princesa de Oriente a la que padre, Dióscoro, creyendo que su belleza le atraería pretendientes indeseables, hizo encerrar en una torre que estaba suntuosamente arreglada.
Pero también existe otra leyenda, la cual dice que el encierro no se motivó por un problema de belleza sino que para evitar el proselitismo cristiano.
Ella, en ausencia del padre, comienza a ser iniciada en la fe cristiana.
Y, ya convertida, para poder representar a la Trinidad en su torre pide que le construyan tres ventanas.
Finalmente Santa Bárbara le confiesa su conversión a su padre, y además se entera del verdadero simbolismo que tenían esas ventanas para ella y decide matarla, pero la entrega al juez Marciano el cual dispone que le corten la cabeza.
La leyenda habla de varias torturas antes de que se cumpla la sentencia, y dice que sufrió el mismo martirio que padeció San Vicente Mártir, que entre otras cosas incluye flagelación, desgarramiento, quemaduras con hierro al rojo vivo, etc. pero poco se puede saber cuánto hay de cierto en esto
Pero el padre de Bárbara demasiado enojado al ver que su hija prefería el amor de Dios de los cristianos a él mismo, solicita ejecutar por sí mismo la sentencia, hecho que se le concede, y la decapita en lo alto de una montaña.
Apenas había caído la cabeza de la Santa estalló un trueno y un rayo terminó matando al padre y a Marciano.
Por este motivo Santa Bárbara es la patrona de los canteros, mineros, artilleros y de cuantos utilizan explosivos que son, por decirlo así, rayos reducidos a proporciones humanas.
Es invocada contra las tempestades y contra todo peligro de muerte repentina.
Su festividad es el 4 diciembre