8º mandamiento de Dios según la Biblia Explicación y ejemplos según el Catecismo de la Iglesia Católica
El octavo mandamiento dice
"No levantar falso testimonio ni mentir".
La gravedad de la mentira depende de las intenciones de quien la dice y del daño que la mentira produce, ya que si éste es grave o la intención es muy mala, puede pasar de pecado venial a mortal.
Los pecados principales contra este mandamiento son:
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la mentira,
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el chisme (contar a una persona lo malo que dicen sobre ella),
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la murmuración (decir lo malo que otra persona ha hecho y que quizás no se sabía),
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la calumnia (inventar contra otro lo que no ha hecho),
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el falso testimonio (declarar en contra de otro lo que no es verdad),
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el perjurio (afirmar algo contrario a la verdad bajo juramento),
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la maledicencia (manifestar y contar los defectos y las faltas de otros a personas que los ignoran),
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la adulación (decir palabras que halagan y satisfacen a quien las escucha y a pesar de todo apoyar sus malos actos),
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la vanagloria (decir mentiras por orgullo para conseguir mayor estima de los demás),
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la ironía (ridiculizar el comportamiento de otro exagerado sus defectos),
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juzgar mal a los demás (opinar y pensar en contra de los demás),
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revelar secretos que nos han confiado, etc.
Los que pecan contra este mandamiento tienen la obligación de retribuir la honra y la buena fama que le han quitado al otro hablando bien sobre él.
Y si se le ha hecho algún daño a una persona por lo que se ha hablado contra ella, se debe tratar de repararlo como sea.
Por ejemplo si por culpa nuestra alguien perdió su trabajo, hay que ayudarlo a que lo recupere.
El verdadero cristiano debe ir siempre con la verdad, y además debe dar testimonio de la verdad del Evangelio, aunque en ello vaya su propia vida, como sucede con el martirio.
