El Arca de la Alianza es una especie de cofre de madera de acacia que contenía las dos tablas de piedra en las que estaban escritos los diez mandamientos de la ley que Dios entregó a Moisés. Estaba recubierta de oro por dentro y por fuera.
En esta Arca, además de las tablas, se guardaban un vaso de oro que contenía maná y la vara florida de Aarón.
Estos objetos fueron colocados dentro de la misma por orden de Moisés.
En los cuatro extremos inferiores del arca había cuatro anillas por las que se podían pasar dos barras de madera de acacia que permitían el traslado de la misma.
Estaba protegida por el propiciatorio que era una especie de techo de oro puro que coronaban dos querubines del mismo material.
En el monte Sinaí, Moisés había recibido las órdenes de Dios para construir esta arca, la cual en sus comienzos era guardada en la tienda.
Pero los filisteos la capturaron y la conservaron durante nueve meses, tras lo cual la decidieron devolverla a los judíos.
Luego David la hizo colocar en un tabernáculo de honor junto al monte Sinaí, y más tarde su hijo Salomón hizo edificar el Templo para cobijarla. En ese lugar permaneció hasta la toma de Jerusalén por los romanos en el año 66 d. C.
No se sabe si entonces la escondieron o destruyeron los judíos.
En la tradición católica el Arca de la Alianza pasa a ser el Verbo Encarnado de Dios. Los Padres de la Iglesia consideran al Arca como un símbolo de la Nueva ley, como por ejemplo San Buenaventura que ve en el arca la representación en forma mística de la Sagrada Eucaristía.
También se ve al Arca como figura de la Virgen María, por eso la Iglesia Católica la llama Arca de la Alianza.