El libro de Ester tiene como escenario el reino persa del tiempo del rey Jerjes I.
Su autor es anónimo. Este libro nos llega en dos versiones distintas, la hebrea y la griega. La fecha de redacción de la versión hebrea es de los finales del siglo III a. C., la fecha de la versión griega es a finales del siglo II a. C. .
Su diferencia de estilo es bien marcada, ya que la redacción hebrea es más breve y no menciona a Dios, en cambio la griega es más elaborada, destacando la dimensión religiosa del relato y situándolo en el reinado de Jerjes, a quien llama Asuero, dejando entrever que esta historia-ficción pudo tener fundamento histórico.
De todos modos, ambas versiones destacan la misma verdad, pero en diferente manera: en la versión griega Dios salva a su pueblo en forma directa, mientras que en la hebrea lo hace a través del hombre y agrega una referencia a elementos clásicos del judaísmo como el sacerdocio, la ley, el Templo, y Jerusalén.
La Iglesia Católica acepta como reveladas tanto a la versión griega como a la hebrea y el Concilio de Trento fue el que clasificó al libro de Ester como canónico. En las Sagradas Escrituras sigue al libro de Judit y predice de al de los Macabeos.
El mensaje principal de este libro es que Dios ama a los pequeños y protege a su pueblo.
Además nos encontramos con la referencia a la fiesta de los Purím o suertes.
El libro de Ester tuvo una especial importancia, pues su lectura constituyó el rito principal de la fiesta judía de los Purím, fiesta cuyo origen no está claro y que no figura en los calendarios sagrados del judaísmo hasta la época de Nuestro Señor. Al final del libro hay una colección de documentos relativos a la celebración de esta fiesta.
Este libro aporta un aspecto histórico: un episodio de la historia de los judíos deportados a Babilonia de los cuales algunos permanecieron en Persia cuando ya tenían libertad para regresar a su patria. Muchos de ellos tuvieron gran influencia en la corte de los reyes de Persia. Éste aspecto histórico se extiende al mismo marco del relato: la ciudad de Susa, capital de Persia, y el palacio real.
Pero, no obstante, hay numerosos detalles que difícilmente se adaptan a la historia y que son de un género puramente literario, pues el autor utiliza métodos que son más propios de un cuentista que de un historiador, intercalando episodios curiosos y amenos, utilizando las repeticiones a modo de estribillo.
Aunque el autor haya tenido cuidado en presentar su relato bajo una forma neutra, prescindiendo sistemáticamente del nombre de Dios, el valor religioso de su texto es considerable; se desprende de toda la narración el sentimiento de una fe llena de confianza en una providencia a la que no se nombra, pero que obra constantemente.
Es Dios quien guía todos los sucesos del drama y los personajes lo saben, como por ejemplo Mardoqueo, que encarna esta confianza en Dios, confianza invencible que da lugar a que él no quiera prosternarse ante el rey, ya que espera el triunfo del justo sobre el pecador, y a que recurra a la penitencia y a la oración.
- El esquema de este libro se divide de la siguiente manera:
Del capítulo 1 al capítulo 2,20: introducción y destitución de la reina Vasti para elegir a la reina Ester.
Del capítulo 2,21 al 4,17: historia de Amán, visir todopoderoso, y Mardoqueo, símbolo de todo el pueblo judío, servidor íntegro, leal y desinteresado.
Capítulo 5,1-14: Ester ante el rey Asuero.
Del capítulo 6,1 al 9, 16: Mardoqueo y Amán.
Del capítulo 9,17 al 10,3: la fiesta de los Purím o suertes.
Del capítulo 10,3 al final del libro: la interpretación del sueño de Mardoqueo