Qué es Clericalismo? Clericalismo clásico (cura gruñón) vs hipócrita (cura liberal progre)

Publicado noviembre 04, 2023 y escrito por Laura

EL ACTUAL CLERICALISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA

Comentario del Padre S. Martín FM (Franciscanos de María)

sobre la actualidad de la Iglesia durante esta semana.

Si hubiera que definir de alguna manera el Sínodo de la Sinodalidad, cuya primera parte acaba de concluir, quizá habría que llamarle el Sínodo de la escucha. La "conversación en el espíritu" se ha caracterizado por eso: por escuchar. Hay que escuchar a todos, todos, todos. Pero el Sínodo no ha consistido sólo en eso, ni tampoco parece ser lo más importante la creación de comisiones para estudiar los temas conflictivos.

• ¿QUÉ ES CLERICALISMO?

En lo que el Sínodo ha insistido es en la condena del clericalismo, que habría que definir como todo incumplimiento de los derechos de los fieles, desde el derecho a ser tratado con respeto al derecho a recibir una formación católica.

• CLERICALISMO CLÁSICO

Estoy de acuerdo en que el clericalismo hace mucho daño, pero quisiera distinguir entre dos tipos de clericalismo. Está el clericalismo clásico, por un lado, y el clericalismo hipócrita, por otro.

El primero es el de toda la vida: el que ejerce el cura gruñón, que es un déspota con sus feligreses e incluso con los que colaboran con él en la parroquia, que no tiene consejos pastorales ni económicos o que, si los tiene, es como si no los tuviera; seguramente ha sido más frecuente en el pasado que ahora, aunque todavía debe quedar en algunas zonas del mundo; ahora, ese cura antediluviano es un espécimen en extinción, entre otras cosas porque si tratas mal a la poca gente que va a la iglesia, te quedas sin nadie y entonces a ver cómo pagas las facturas.

• CLERICALISMO HIPÓCRITA

Lo más frecuente, en cambio, es otro tipo de clericalismo, al que le viene bien el calificativo de hipócrita. Es el que practica el cura liberal o, como se le llama en España, el "cura progre" (abreviatura de progresista, que es como les gusta llamarse a ellos).

Este tipo de clérigo -y también de laico que es en realidad un clérigo frustrado- defiende la libertad sexual y la abolición de la moral objetiva para dejar paso al subjetivismo y al relativismo; da la comunión a todo el mundo que la pide y bendice todo tipo de uniones; casi nunca confiesa a nadie, porque cree que no hace falta, entre otras cosas porque ya casi no existen pecados, salvo los que establece el dogma ecologista; presume de que haya mujeres que lean el Evangelio, prediquen y estén a su lado en el altar incluso durante la consagración, además de disfrazarse ellos mismos con llamativas vestiduras arcoíris y colocar banderolas con esos mismos colores en distintos sitios de la Iglesia.

Supuestamente, este tipo de cura no peca de clericalismo y así se lo cree él y lo pregona. Pero ¿qué sucede cuando un feligrés, forzado por la imposibilidad de ir a otra parroquia, le pide comulgar en la boca? El clérigo liberal, en ese momento, es víctima de un ataque de ira y no le importa maltratar verbalmente o con gestos, en la fila de la comunión incluso, al que le pide eso; por supuesto, le obliga a coger la forma con la mano si es que quiere comulgar.

¿Y qué sucede si algún feligrés le dice, con delicadeza y a solas, que las mujeres no pueden leer el Evangelio ni predicar, cuando eso lo puede hacer el sacerdote, o que él mismo debe ir vestido con el alba y la casulla y no con un suéter del que cuelga por ambos lados una tira multicolor que intenta imitar una estola? El cura liberal reacciona acusando, al que se atreve a defender la celebración de la liturgia tal y como pide la Iglesia, de ser un machista -incluso aunque quien tenga delante sea una mujer- y de ser un rígido e ir en contra del Concilio Vaticano II.

Pero su enfado llega al máximo nivel si el feligrés se atreve -en un gesto de osada inocencia- a decirle que tal o cual afirmación que ha hecho en la homilía va en contra de lo que enseña la Iglesia; en ese caso, el laico es apabullado no con citas de Rahner o de Hans Küng o del Concilio -porque el cura progre no las conoce-, sino con toda clase de insultos que suelen culminar con la invitación a no volver por esa parroquia o incluso con la burla pública en la siguiente homilía.

• ¿REALMENTE SE ACEPTAN A TODOS LOS FELIGRESES?

Si en la Iglesia caben "todos, todos, todos" y si hay que escuchar a "todos, todos, todos", ¿no deberían caber también, y ser respetados y atendidos, los que quieren estar en una misa celebrada dignamente, los que quieren comulgar en la boca y los que quieren recibir una enseñanza fiel a la doctrina de la Iglesia?

El clericalismo del cura gruñón ha sido sustituido por el clericalismo hipócrita, el de los curas que se las dan de liberales pero que son unos tiranos insoportables.

Si hay que acoger a todos, hay que empezar por evitar que se vayan aquellos que, simplemente, quieren ser católicos, ir a una misa celebrada como manda la Iglesia y recibir una enseñanza fiel a la doctrina. O eso, o lo de "todos, todos, todos" será pura hipocresía.

• Sobre el Padre Santiago Martín FM:

Sacerdote y escritor español, nacido en 1954. Estudió Biología, Teología Moral y Periodismo. Fundador de los Franciscanos de María, una familia espiritual católica aprobada por la Santa Sede en 2007 cuyo carisma es el agradecimiento.

• Sobre la imagen:

La foto que ilustra la nota no tiene relación con el texto. Todas las semanas en la sección Noticias publicaré una foto diferente de catedrales, iglesias y atrios para poder admirar su belleza