EL PELIGRO DE LAS HEREJÍAS EN LA FE: EL DESASTRE ESPIRITUAL DEL POSCONCILIO
Comentario del Padre S. Martín FM (Franciscanos de María)
sobre la actualidad de la Iglesia durante esta semana.
Decía Chesterton que la herejía es una verdad que se ha vuelto loca. Y en español decimos que no hay peor mentira que una media verdad. El poder de seducción de las herejías está en que lo que dicen es verdad, pero no es toda la verdad e incluso a veces es la parte menos importante de la verdad. Así, cuando los arrianos defendían que Cristo era hombre, tenían razón, pero al negar su divinidad la parte de verdad que profesaban se convertía en una terrible mentira.
- EL DESASTRE DEL POSCONCILIO Y LAS HEREJÍAS PRACTICAS
Cuando analizamos lo sucedido después del Concilio Vaticano II, lo que llamamos el posconcilio, nos solemos fijar en los errores dogmáticos que se han difundido o en los abusos litúrgicos cometidos, debido a la hermenéutica de ruptura con que se aplicó.
Se suele pasar por alto el desastre que se ha vivido a nivel espiritual, que ha sido una auténtica herejía práctica, pues se ha acentuado una parte de la verdad y se ha olvidado la otra.
Si se tuviera que resumir en una corta frase el contenido de la inmensa mayoría de las homilías que se han pronunciado en las iglesias en estos sesenta años, o de las catequesis enseñadas a niños y jóvenes, sería ésta: "Dios te ama, Dios es misericordia". Esto, evidentemente, es verdad y es el apóstol San Juan el que nos lo recuerda en su primera carta. Pero no es toda la verdad y ahí es donde está el problema, en que no es toda la verdad.
Nos puede ayudar a entenderlo la fiesta que celebramos hoy, el Sagrado Corazón de Jesús. El Señor, cuando se aparece a Santa Margarita María de Alacoque, quiere dejar constancia de su infinito amor por nosotros, que debe ser fuente de paz, de confianza y de esperanza para nosotros, especialmente en los momentos oscuros de la vida.
Por eso la Iglesia nos enseñó a responder: "En vos confío". El Señor quería que la certeza de que nos ama nos diera esperanza y nos permitiera surcar en nuestra frágil barca las tormentas de la vida sin hundirnos. Ese es el objetivo que buscaba al mostrarnos su corazón ardiente de amor: darnos confianza y provocar en nosotros una respuesta de amor al Amor, de amor a quien tanto nos ha amado.
- LA CONFIANZA PERDIDA Y EL ABUSO HACIA DIOS
Sin embargo, no es esto lo que en estos años se ha conseguido. Se ha proclamado con insistencia el amor de Dios, pero el resultado no ha sido ni aumentar la confianza en Él -seguimos teniendo crisis de fe cada vez que nos parece que nuestras oraciones no son escuchadas-, ni aumentar nuestro agradecimiento y nuestro amor hacia Él. Por el contrario, el resultado ha sido el abuso hacia Dios.
Son muchos los que, ante el amor de Dios, han llegado a esta conclusión: "como Dios me ama puedo hacer lo que quiera, como Dios me ama no va a permitir que vaya al infierno, como Dios me ama no hace falta que vaya a misa o que cumpla los mandamientos".
De este modo, una verdad esencial de nuestra fe, separada de otras verdades, como la de que Dios es justo y que el infierno existe, se ha vuelto contra Dios y, como consecuencia, se ha vuelto contra nosotros mismos. Si Dios, al mostrarnos su corazón lleno de amor, busca darnos confianza y aumentar en nosotros el amor hacia Él y, por Él, hacia el prójimo, al olvidar que no es sólo Padre sino que también es juez -o, lo que es lo mismo, que no somos hijos únicos sino que también hay otros hombres que son hijos de Dios y a los que Él ama y defiende-, o al olvidar que Jesús no es sólo un amigo sino que ante todo es el Señor y que tiene derechos sobre nosotros, hemos pervertido el objetivo buscado por Dios al mostrarnos su amor. El amor de Dios lo hemos vuelto contra Dios porque hemos abusado de Dios, y lo hemos vuelto contra nuestros hermanos más débiles, porque hemos concluido que ya no tienen a nadie que les defienda.
- LA PERVERSIÓN DE LA ESPIRITUALIDAD Y SUS CONSECUENCIAS
Esta perversión de la espiritualidad es un fruto terrible de la aplicación de ruptura de los documentos conciliares. Cuando decimos "Dios me ama", no debemos concluir "puedo hacer lo que quiera, que no me va a pasar nada", sino que debemos decir: "gracias, Señor, ayúdame a amarte cada día más y a amar cada día más a mis hermanos".
Cuando decimos, "Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío", debo ser consciente de que eso significa que debo abandonarme en Dios cuando algo no sale como yo quiero o como yo pido, pero también debo ser consciente de que le estoy diciendo a Jesús: "Señor, con mi pequeñez y mi debilidad, te ofrezco mi corazón agradecido, corazón de pecador pero corazón enamorado, y puedes confiar en mí o al menos voy a intentar que puedas hacerlo".
Hemos abusado del amor de Dios y hemos vuelto contra Él y contra los más débiles su amor. Por eso pagamos las consecuencias.
La verdad íntegra que proclamamos es que Dios es amor, pero que también es juez, que somos sus hijos pero que no somos hijos únicos, que nos ama pero que también ama y defiende a nuestros hermanos.
- Sobre el Padre Santiago Martín FM:
Sacerdote y escritor español, nacido en 1954. Estudió Biología, Teología Moral y Periodismo. Fundador de los Franciscanos de María, una familia espiritual católica aprobada por la Santa Sede en 2007 cuyo carisma es el agradecimiento.
La foto que ilustra la nota no tiene relación con el texto. Todas las semanas en la sección Noticias publicaré una foto diferente de catedrales, iglesias y atrios para poder admirar su belleza
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