En teología se designa como apariciones a toda manifestación sensible que no puede ser imputada al desarrollo del curso normal de la naturaleza, y nada tiene que ver con la visión, pues una aparición se manifiesta a los sentidos exteriores, mientras que la visión es puramente interior.
Mientras que la visión interior de Dios puede tener lugar en estado de ensueño, de éxtasis o de rapto, la aparición se percibe como la existencia real del objeto percibido.
El espíritu humano se impacta de tal forma con estas apariciones que puede llegar a transformar la vida de una persona tal como sucedió con San Pablo o Santa Teresa.
Las apariciones de Dios son posibles porque Dios tiene el poder necesario, como creador y dueño absoluto del mundo, para adoptar una forma corporal y sensible.
Las apariciones de los espíritus angélicos son posibles por voluntad divina ya que sus sustancias pueden adoptar la forma y los movimientos de un cuerpo humano.
En la Biblia encontramos, por ejemplo, las siguientes apariciones:
Dios hablándole a Adán y Eva, o mostrándose a Abraham, a Isaac, a Moisés en la zarza ardiente y a su pueblo en Sinaí bajo la forma de nube; el ángel Rafael a Tobías, el ángel Gabriel a María, Jesús a María Magdalena, a los apóstoles, a las santas mujeres y a San Pablo.
Y aparte de estas apariciones, existen otras muchas cuya realidad se prueba por testimonios ordinarios y textos profanos.
La Iglesia admite un cierto número de ellas, pero la realidad de estas apariciones extrabíblicas no se impone a la fe de los creyentes.
En los procesos de canonización los relatos de las apariciones son examinados, discutidos, refutados o admitidos siendo cada caso en particular estudiado minuciosamente, ya que nada se deja de lado. 
Entre algunas de las apariciones admitidas por la Iglesia, la cual ha instituido varias fiestas para conmemorarlas, encontramos la festividad del Sagrado Corazón, la aparición de la Virgen de la Medalla Milagrosa, la de la Virgen de Lourdes, la de San Miguel Arcángel, etcétera, etcétera.
Pero ninguna de estas apariciones se impone como artículo de fe.
