¿CÓMO ES UN CUERPO RESUCITADO? CARACTERÍSTICAS DEL CUERPO RESUCITADO Y GLORIFICADO
La resurrección de Jesús es la verdad culminante, la más elevada de nuestra fe que nos enseña que Jesús es Dios, y que nosotros también resucitaremos.
Es un acontecimiento real con manifestaciones históricas comprobadas, tal como lo afirma el Nuevo Testamento.
El sepulcro vacío fue el primer paso para saber la noticia de la resurrección y ha constituido para todos un signo especial.
Cristo al resucitar ya vive para siempre, y del mismo modo sucederá con nosotros.
El Hijo de Dios padece la muerte en la cruz en forma libre para salvarnos a nosotros, en plena sumisión a la voluntad de su Padre.
La resurrección de Jesús significa que volvió a juntar su cuerpo y alma para nunca más morir, tal como dice Romanos 6.9:
Sabemos que Cristo resucitó y que no volverá a morir, pues la muerte ya no tiene poder sobre él.
Gracias a la muerte de Jesús y a su resurrección la muerte queda vencida, y este hecho es el que abre la puerta a la posibilidad de la salvación para todos los hombres del mundo.
- PROPIEDADES DEL CUERPO DE CRISTO RESUCITADO Y DEL HOMBRE
El cuerpo real de Jesús resucitado tiene nuevas propiedades o cualidades que son propias sólo de su cuerpo glorioso ya que puede hacerse presente según su voluntad donde quiere y cuando quiere y bajo cualquier apariencia distinta de la que les era familiar a sus discípulos, como cuando apareció como un jardinero (Juan 20, 15)
Jesús le preguntó: - Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién estás buscando?
Ella, creyendo que era el jardinero, le contestó:
- Señor, si te lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto y yo misma iré a recogerlo.
Cuando el hombre muere el cuerpo queda separado del alma, pero en el último día Dios transformará nuestro cuerpo devolviéndole la vida incorruptible, y lo reunirá con el alma que había sido separada.
Para que sus Apóstoles crean en su resurrección, comparte la comida con ellos y les presenta las huellas de su pasión, las señales de los clavos y de la lanza ( Lucas 24, 39)
Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo
El cuerpo de Jesús resucitado es un cuerpo incorruptible, del mismo modo que lo será el nuestro, no será un cuerpo de carne, sino que será un cuerpo espiritual.
-
