TODO LO QUE NECESITÁS SABER SOBRE SAN ANTONIO DE PADUA
San Antonio de Padua, también conocido como San Antonio de Lisboa, fue un santo muy querido y venerado en la Iglesia católica.
Nació en Portugal el año 1195 y murió en el año 1231. Dedicó su vida a servir a los más necesitados y predicar el amor de Dios.
¿POR QUÉ SAN ANTONIO DE PADUA TIENE UN NIÑO EN SUS REPRESENTACIONES?
San Antonio de Padua es comúnmente representado con el Niño Jesús en sus brazos o en su regazo debido a una visión que se le atribuye.
Según la leyenda, San Antonio tuvo una visión de San Francisco de Asís sosteniendo al Niño Jesús en sus brazos, lo que lo inspiró a tener una relación especial con el Niño Jesús. En otra ocasión, se dice que el Niño Jesús se apareció en los brazos de San Antonio mientras este oraba, lo que refleja su cercanía con Cristo y su devoción a Él.
Esta representación simboliza la humildad, la pureza y la cercanía a Dios que caracterizaban a San Antonio. Además, se considera que el Niño Jesús en sus brazos representa la sabiduría divina y la bondad de Dios manifestada en la figura de Jesucristo.
La presencia del Niño Jesús en las representaciones de San Antonio también sugiere su función como intercesor y protector de los más vulnerables y necesitados, así como su papel como uno de los santos más poderosos para realizar milagros.
¿POR QUÉ SAN ANTONIO DE PADUA ES EL SANTO DE LOS OBJETOS PERDIDOS?
San Antonio de Padua es conocido como el santo de los objetos perdidos debido a una historia que se ha transmitido a lo largo de los años.
Según la tradición, un joven novicio, que había decidido abandonar la orden franciscana, se llevó consigo el libro de los salmos de San Antonio. El santo, al enterarse de esto, oró para que el joven regresara y devolviera el libro. El joven se arrepintió y regresó a la orden, devolviendo el libro.
A raíz de este episodio, San Antonio ha sido invocado por aquellos que han perdido objetos y necesitan ayuda para recuperarlos. Se le atribuye el poder de interceder ante Dios para ayudar a las personas a encontrar lo que han extraviado.
Esta devoción a San Antonio de Padua como el santo de los objetos perdidos ha persistido a lo largo de los siglos, y muchas personas recurren a él en busca de ayuda cuando han perdido algo de valor para ellos.
SU VIDA
A pesar de haber nacido en Portugal es conocido como Antonio de Padua, ya que en esa ciudad italiana murió y es donde aún son veneradas sus reliquias
Pertenecía a una familia noble de Lisboa que estaba emparentada en forma íntima con el jefe de la primera cruzada Godofredo de Bouillón.
Antonio era canónigo regular de San Agustín. Pero un buen día quiso unirse en el martirio junto a los primeros misioneros, así que decidió embarcarse hacia Marruecos.
Durante este viaje su embarcación fue atacada por una tempestad que lo termina llevando a la costa de Sicilia. Desde allí, en sucesivas etapas, logra llegar al corazón de la Umbría, donde finalmente es admitido en un convento franciscano
Antonio era de modales y espíritu sencillo, algo que injustamente provocaba la hostilidad general. Pero un buen día San Francisco de Asís lo descubre y decide encargarle que vaya a los conventos de la Orden para enseñar teología.
Más tarde este santo recorre Italia y Francia, y gracias al ardor y amor que pone en sus sermones logra convertir a las multitudes.
LOS MILAGROS
San Antonio era conocido por su gran sabiduría y poderes milagrosos. Se dice que tenía el don de hablar en lenguas y que podía curar a los enfermos con solo tocarlos. Muchos acudían a él en busca de consuelo y orientación espiritual.
También influían en ellas la enorme cantidad de milagros que realizaba, como por ejemplo curaciones y también resurrecciones de muertos, milagros que obraba a su paso. Del mismo modo la gente lo admiraba por el gran amor que tenía hacia Dios y hacia su prójimo.
SU MUERTE
Sin embargo, la muerte llegó para San Antonio el 13 de junio de 1231 en Padua, Italia. Aunque su cuerpo fue enterrado en la Basílica de San Antonio en esa ciudad, su influencia y devoción se extendieron por todo el mundo.
La muerte de San Antonio fue un momento de profunda tristeza para sus seguidores, pero también fue visto como el paso hacia la vida eterna y la comunión con Dios.
Se dice que en su lecho de muerte, San Antonio pidió ser llevado a una capilla cercana donde recibió los últimos ritos y se preparó para encontrarse con su Creador.
La causa exacta de la muerte de San Antonio de Padua no está del todo clara, ya que existen diversas teorías al respecto. Algunos historiadores sugieren que posiblemente falleció a causa de una enfermedad pulmonar, como la tuberculosis, que era común en esa época. Otros creen que pudo haber sido debido a una enfermedad del corazón o a agotamiento debido a su ardua labor pastoral y espiritual.
Lo que sí se sabe con certeza es que murió a la edad de 36 años. A pesar de su temprana partida, su legado y su influencia perduran hasta el día de hoy, siendo venerado como uno de los santos más queridos y populares de la Iglesia católica.
CANONIZACIÓN
San Antonio de Padua fue canonizado apenas un año después de su fallecimiento por el Papa Gregorio IX en 1232, lo que refleja la gran veneración y devoción que se tenía hacia él en vida y después de su muerte.
Su canonización se debe a los numerosos milagros que se le atribuyeron y a su reputación de santidad y virtud durante su vida.
Su fama como predicador y taumaturgo se extendió rápidamente por toda Europa, lo que contribuyó a que fuera canonizado tan pronto.
El Papa Pío XII decidió elevarlo a la jerarquía de doctor de la Iglesia pues tenía la costumbre de dar sus sermones siempre apoyados con sentencias que sacaba de los Santos Evangelios.
Es patrono de los albañiles, de las mujeres estériles, de los viajeros, de los panaderos y de los papeleros.
Este santo además es invocado para pedir una buena pareja para unirse en matrimonio y para encontrar objetos perdidos
Su fiesta se celebra el 13 de junio, fecha de su fallecimiento, y es una ocasión especial para aquellos que siguen encomendándose a su intercesión y buscando su ayuda en momentos de necesidad.