La Dirección espiritual es algo muy importante, útil y necesario para el católico pues le ayuda a encontrar su vocación espiritual, y además lo lleva por el camino correcto hacia la salvación.
El sacerdote tiene una responsabilidad que está seriamente comprometida en este punto: no debe haber jamás un alma que esté expuesta a sufrir, a extraviarse, a retardarse por falta de un guía que la ilumine y la ayude.
Particularmente, el destino de muchas vocaciones sacerdotales o de religiosos depende de que el director sea capaz de descubrirlas y de probar su calidad.
Para cumplir su misión de guía espiritual, el sacerdote debe, en primer lugar, mantener una vida espiritual lo suficientemente intensa, y además, debe dar, con prudencia y juicio, consejos a la vez claros y adecuados a sus penitentes, manteniendo en ellos vivo el sentido de la responsabilidad, pero sin dejarlos en la ignorancia o el error ni en la inercia espiritual.
Es indispensable que el sacerdote conozca a sus fieles tal como el pastor conoce a sus ovejas, por lo tanto debe no sólo conocer todo lo que tiene que ver con sus sentimientos y lo espiritual, sino que también con las condiciones sociales, familiares y humanas en las cuales viven.
En la dirección de cristianos fervientes, el director debe velar para que no tengan una preocupación demasiado exclusiva de ellos mismos y de su perfeccionamiento espiritual. Además deberá abrirlos al mismo tiempo hacia a Dios a través de la adoración, la alabanza y la reparación, hacia Cristo a través de la sumisión, del sacrificio y del amor de conformidad, hacia la caridad fraterna y apostólica a través de la disposición y el favor, de la responsabilidad respecto a su medio social, a la acción católica y a la acción temporal, y finalmente hacia la Iglesia, a través de una participación más profunda en la vida de la misma, tanto sea la Iglesia litúrgica como la apostólica.
El director espiritual deberá conducir a cada uno de sus fieles a una vida teologal en plena vida humana: haciéndoles descubrir cómo, en circunstancias muy precisas, deberán vivir su fe, su esperanza y su caridad.