¿Cómo se hace una buena confesión?
MÉTODOS PARA REALIZAR UN BUEN EXÁMEN DE CONCIENCIA PARA LA CONFESIÓN CATÓLICA
La única manera de conocer los pecados propios es el exámen serio de conciencia.
El que ha pecado gravemente tiene que poner en el exámen de su conciencia el mismo cuidado que pone en las cosas importantes de la vida.
Hay varias maneras de examinarse la conciencia:
El método más sencillo, más corriente y el más completo consiste en revisar los mandamientos de Dios y de la Iglesia, los pecados capitales y los deberes de su estado, y ver si uno es culpable sobre estos puntos.
Otro método consiste de examinarse los deberes para con Dios, para con el prójimo y para con uno mismo.
En realidad, los dos métodos concuerdan.
La confesión general, haciendo una repetición de varias confesiones o hasta de todas, no es necesaria, en manera alguna, para asegurar la integridad de la confesión.
Sin embargo, es necesaria si las demás confesiones han sido inválidas, por falta de sinceridad o por cualquier otra causa.
Y también es muy útil para aquellos que dudan del valor de sus confesiones anteriores y quieren empezar una nueva vida.
Pero la confesión general es muy recomendada en ciertas etapas de la vida, como por ejemplo cuando se necesitan gracias más abundantes, como antes de la primera comunión solemne, antes de la elección de estado o en una enfermedad peligrosa.
Hay que enseñarle a los penitentes a no acusarse solamente de las infracciones a las leyes positivas, como por ejemplo la asistencia la misa, la abstinencia del viernes, sino que también, a todas las faltas cometidas contra la ley natural y todas las faltas contra las virtudes teologales y morales.
Hay que tener también siempre presente los pecados por omisión, como por ejemplo el bien que se pudo haber hecho y no se hizo.