CONCEPTO y EXPLICACIÓN SOBRE EL PAN Y EL VINO EN EL ALTAR
Se denomina como especies eucarísticas a lo que permanece del pan y del vino después de la consagración, es decir el color, la forma y el gusto.
Esto sucede cuando su substancia se transforma en el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor.
Los sentidos sólo nos revelan en la Eucaristía los accidentes.
¿QUÉ ES LA CONSAGRACIÓN?
La consagración es el momento solemne del sacrificio de la Misa.
Es cuando el sacerdote, que es ministro intermediario de Jesucristo, habla y consagra en nombre de Jesús, reproduciendo con sus menores detalles las palabras y los actos que realizó Nuestro Señor en la última Cena.
De este modo, el celebrante repite el rito de la institución de la Eucaristía y pronuncia las palabras sacramentales como si fuese el mismo Jesucristo.
El Concilio de Trento declara que las especies vistas por los ojos y percibidas por los otros sentidos permanecen sin ningún apoyo, de una manera maravillosa e inexplicable.
Sin ser inherentes a ninguna sustancia, se sostienen por sí mismos.
Cuando la sustancia del pan y del vino ha desaparecido y ha sido cambiada por el Cuerpo y la Sangre de Cristo, Dios mantiene, sin embargo, con su omnipotencia, a las especies eucarísticas en su realidad.
Esta permanencia de las especies no es más que una consecuencia de la conversión total eucarística.
Dicho de otra manera: el pan y el vino una vez consagrados, conservan sus propiedades físicas y químicas