ORIGEN DEL EXORCISMO CATÓLICO SIGNIFICADO DE EXORCISTA
El exorcista es el que está llamado a someter al demonio.
El mandato es dado en nombre de Dios y de la Iglesia. Pero el que ahuyenta debe ser más fuerte que el ahuyentado.
El exorcista debe estar fuera del poder del demonio, al que quiere echar.
Para este combate moral, el exorcista debe estar suficientemente armado.
Las armas del exorcista son la resistencia a los pecados y a las tentaciones, la piedad y una confianza absoluta en Dios.
Además también lo son los crucifijos, el agua bendita, y en algunos casos reliquias.
Durante los tres primeros siglos de la Iglesia eran exorcistas todos los fieles en estado de gracia, en caso de necesidad.
Actualmente, todos los clérigos de un orden superior, todos los sacerdotes en particular, pueden, en principio, actuar como exorcistas.
De hecho, en numerosas diócesis, los estatutos subordinan el ejercicio de esta función a la autorización del obispo.
El exorcista, después de haberse asegurado con anterioridad que se trata de un verdadero caso de posesión diabólica, oficia en la Iglesia o en el domicilio del sujeto.
El rito consiste en numerosas aspersiones con agua bendita acompañadas de señales de la Cruz.
Se realiza además una repetición continua de órdenes de expulsión y de oraciones.
El exorcista tiene en sus manos un crucifijo, va revestido de una sobrepelliz y de una estola morada cuyo extremo coloca en determinados momentos sobre el cuello del endemoniado.
Se exige la presencia de tres testigos.
El exorcismo católico haya su origen en los textos evangélicos donde se narran las expulsiones de los demonios que realizó Jesús, como por ejemplo los endemoniados de Gadara, tal como lo podemos leer en el Evangelio de San Mateo 8,28