¿POR QUÉ SOLO DIOS PODÍA REPARAR NUESTRA OFENSA CONTRA ÉL? LA RESPUESTA ESTÁ EN CRISTO
A lo largo de la historia, la humanidad ha estado separada de Dios debido a nuestros pecados y transgresiones.
El pecado original cometido por Adán y Eva nos alejó de la gracia divina y nos dejó en un estado de abandono espiritual. Pero gracias al amor infinito de Dios, Él no nos abandonó a nuestra suerte y envió a su único Hijo, Jesús, para redimirnos y reconciliarnos con Él.
A través de su encarnación, muerte y resurrección, Cristo logró la redención del género humano. El hombre, incapaz de pagar su deuda con Dios por sus propios medios, necesitaba una solución divina. Solo Dios podía reparar la ofensa hecha a Dios mismo, por lo que ofreció a su propio Hijo como víctima expiatoria. La ofensa infinita requería una reparación infinita, y solo Cristo, siendo tanto hombre como Dios, podía ofrecer una reparación completa.
La reconciliación con Dios se logró mediante la obediencia de Jesús hasta la muerte en la cruz. Su resurrección triunfante garantiza nuestra propia resurrección y nos brinda esperanza eterna. Además, Jesús fundó la Iglesia como medio para que nosotros cooperemos con la gracia divina y edifiquemos el Cuerpo Místico.
EXPLICACIÓN CLARA SOBRE EL PROBLEMA: EL PECADO
Con su encarnación, su muerte y su resurrección, Cristo ha conseguido la redención del género humano, esto es la reconciliación del hombre pecador con Dios.
El hombre, con el pecado original y todos los pecados que siguieron atrajo la cólera de Dios porque realiza una revelación contra su Creador. Este hecho contrajo una deuda con Dios que no se podrá pagar jamás con sus propios medios.
Adán, al desobedecer, perdió para sí mismo y para sus descendientes la vida sobrenatural de la gracia que Dios le había dado generosamente. De esta manera, el hombre se volvió completamente incapaz de recuperar por sus propios medios la vida de gracia perdida.
Cuando se dice que los Cielos estaban cerrados para el hombre, significa que la humanidad se encontraba sola y sin recursos debido a haber roto los lazos con Dios. Vivían en un estado de abandono y desamparo, lo peor en lo que un hombre puede encontrarse, ya que su vida fuera de Dios carece de sentido.
2 EXPLICACIONES CLARAS SOBRE LA SOLUCIÓN: CRISTO
- Explicación 1
Dios no quiso dejar al hombre abandonado a su suerte, porque si bien su justicia es infinita, también lo es su bondad, por eso se encargó de que se le ofreciera la reparación que el hombre le debía por su pecado, por el mal empleo que había hecho del don más preciado, el de la vida sobrenatural.
Y como solamente Dios puede reparar la ofensa hecha a Dios, o sea Él mismo, Dios se ofrece a si mismo ofreciendo a su único Hijo como víctima de expiación, o sea que la persona de Dios Hijo (Jesús) va a reparar la ofensa del hombre para Dios Padre, y como los dos son Dios, es por eso que se dice que la ofensa para Dios es reparada por Dios mismo.
- Explicación 2 ( Por si no queda claro, lo explico de otro modo)
La ofensa del hombre contra Dios fue infinita pues la gravedad de las ofensas está en proporción con la dignidad del ofendido, que en este caso era Dios, por lo tanto, el hombre como criatura finita y limitada no podía ofrecer una reparación proporcional a su falta, pero por eso, únicamente la sabiduría infinita podía dar una solución perfecta al problema que la humanidad no podía resolver.
De este modo Dios se hizo hombre, sufrió y murió por los pecadores. Este acto, estos sufrimientos y esta muerte tienen un valor infinito, pues el mérito está en proporción con la dignidad del que realiza una acción meritoria, por eso, únicamente Cristo que era Dios, podía ofrecer una reparación completa a la deuda contraída por el hombre ante Dios.
Por otra parte, Dios Hijo, al ser también hombre, pudo actuar como representante de la humanidad y como mediador ante Dios, y de este modo la redención termina siendo una obra maestra de amor, de sabiduría y de justicia.
LA RECONCILIACIÓN: LA IGLESIA
Nuestra reconciliación con Dios se ha realizado gracias a la obediencia de Jesús, pues Él se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz.
Su Resurrección significó el triunfo sobre la muerte a la que estaba condenada la humanidad, y así el hombre tiene en la resurrección de Cristo la garantía de su propia resurrección.
Además Dios en su infinita bondad le permite al hombre, que ha recobrado su vida sobrenatural, a cooperar con su gracia para la edificación del Cuerpo Místico.
Con este fin Jesús fundó la Iglesia mediante la cual Cristo permanece entre nosotros, siendo testimonio visible de su presencia y de la acción del Espíritu Santo.
Hoy es
