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Qué quiere decir la dictadura del relativismo de Benedicto XVI? Relativismo cultural y moral en la Iglesia católica

¿QUÉ DICE LA IGLESIA SOBRE EL RELATIVISMO? SU IMPACTO EN LA IGLESIA CATÓLICA Y EN LA SOCIEDAD ‍ En la actualidad, la Iglesia Católica enfrenta diversos desafíos en su relación con la cultura. Uno de los mayores obstáculos es el fenómeno del relativismo, una corriente ideológica que niega la existencia de verdades morales absolutas.

Qué es la vocación laical? Características, camino a la santidad en la vida laica o matrimonial

LA VOCACIÓN LAICAL: DESCUBRIENDO EL CAMINO HACIA LA PERFECCIÓN DIVINA

La vocación a la santidad es un tema que ha sido abordado en numerosas ocasiones desde diferentes perspectivas.

- Material y articulo de ReligionCatolicaRomana.blogspot.com

Sin embargo, en ocasiones se tiende a asociar únicamente con la vocación religiosa o sacerdotal, olvidando que existen otras formas de vocación, como la vocación laical y la vocación laical consagrada, que también están arraigadas en el bautismo y son igualmente valiosas.

  • VOCACIÓN A LA SANTIDAD: LLAMADA UNIVERSAL

La vocación a la santidad es una invitación de Dios a seguir a Cristo y buscar una mayor intimidad con Él. Esta vocación no está reservada solo para los religiosos y sacerdotes, sino que es una llamada universal dirigida a todos los bautizados.

La santidad se vive en todas las circunstancias de la vida laical y se manifiesta en todas las áreas de nuestra vida.

Ser santo implica amar a Dios y al prójimo en todo lo que hacemos y en todas nuestras relaciones. La santidad es un camino que dura toda la vida y requiere un esfuerzo constante y una constante conversión del corazón. A través de la oración, los sacramentos y una vida de virtud, podemos responder a esta llamada a la santidad y vivir una vida plena y significativa en Cristo.

  • LLAMADA SERIA Y EXIGENTE

La vocación a la santidad no es una vocación secundaria, sino una llamada seria y exigente a seguir a Cristo y buscar una intimidad profunda con Él. Aunque las formas en las que se vive esta vocación pueden diferir de las vocaciones consagradas, no son menos hermosas e intensas.

Algunas personas pueden pensar que al destacar la importancia de la vocación común se resta importancia a la vocación religiosa. Sin embargo, esta objeción surge generalmente como una respuesta defensiva. Al utilizar la vocación común a la perfección como excusa para evitar la incómoda llamada a la consagración, se olvidan de que los laicos también están llamados a dar su vida por Cristo y a sacrificarse por la expansión del Reino y el amor a los pobres.

Es cierto que todos estamos llamados a la perfección de acuerdo a nuestro estado de vida, pero eso no significa que algunos no sean llamados a un seguimiento particular o a una intimidad diferente con Dios, que implica renunciar a cosas legítimas y apetecibles en nombre del amor a Cristo.

Estas renuncias pueden incluir formar una familia o renunciar al control de nuestros bienes y voluntad.

  • DIFICULTADES DE LA VOCACIÓN LAICAL

Es importante reconocer que la vocación laical también tiene sus dificultades, que a menudo pueden ser más duras que las que enfrentan los religiosos.

La lucha por la vida cotidiana, la educación de los hijos, el trabajo y la convivencia matrimonial son ocasiones en las que se pone a prueba la fe y la disponibilidad de los laicos para cumplir la voluntad de Dios.

A veces, aquellos que eligen el matrimonio pensando que es una opción más fácil se dan cuenta de que esto no es así cuando se enfrentan a desafíos relacionados con la obediencia a las enseñanzas de la Iglesia sobre la apertura a la vida, la solidaridad con los pobres y el compromiso con la evangelización.

Huir de las dificultades y elegir el camino del matrimonio por su aparente comodidad puede llevar a una vida mucho más difícil que la que se habría experimentado en la vida consagrada, en la que se renuncian a ciertas cosas desde el principio pero se evita vivir en una zona de riesgo constante.

  • ¿QUÉ ES LO QUE DIOS QUIERE DE NOSOTROS? CUESTIONES CRUCIALES PARA EL FUTURO

Cada persona tiene su propio camino hacia Dios, un camino que debe conducir a la santidad y que debe ser elegido no por miedo a otro camino o por falta de generosidad, sino porque se siente en el corazón como el camino que Dios desea para uno mismo. Esto debe hacerse con total compromiso y consecuencia.

Entonces, ¿por qué es importante preguntarse qué es lo que Dios quiere de nosotros? La respuesta radica en que, a menudo, no nos planteamos la existencia de deberes, especialmente cuando somos jóvenes, sino que solo pensamos en nuestros derechos. Sin embargo, dentro de nuestros deberes hacia Dios se encuentra el de hacer su voluntad. Asumir nuestros deberes para con Dios, y también hacia nuestro prójimo, nos ayudará a buscar la voluntad de Dios para nuestras vidas.

Junto con esta pregunta, también debemos comprender que amar al prójimo no es una desgracia, sino el camino hacia la felicidad. Por lo tanto, debemos preguntarnos cómo podemos servir a los demás y cómo podemos ser útiles a la sociedad. Lamentablemente, la mayoría de los jóvenes, incluso aquellos que se consideran católicos, no se plantean estas preguntas mientras reflexionan sobre su futuro. En cambio, se centran en hacer lo que más les gusta, incluso cuando sus gustos pueden ser tan cambiantes como sus hormonas.

Esta falta de generosidad al no hacerse preguntas cruciales que marcarán el curso de sus vidas lleva a muchos jóvenes a considerar el matrimonio desde una perspectiva egoísta. En lugar de preguntarse cómo pueden hacer felices a sus parejas, muchos piensan en cómo el matrimonio puede hacerlos felices a ellos mismos. Sin embargo, sin amor verdadero, no puede haber felicidad.

Por lo tanto, es crucial abordar la cuestión vocacional desde una etapa temprana, educando a los padres para que amen, y enseñando a sus hijos a amar. Solo aquellos que entienden que el amor es el secreto de la felicidad acudirán a Dios para preguntarle cómo pueden amar y no tendrán miedo de dedicar sus vidas al amor hacia todos, por amor a Dios, o de dedicar sus vidas a amar a su familia en particular, también por amor a Dios.

  • EL CAMINO HACIA LA SANTIDAD: UNA LLAMADA A LA PERFECCIÓN DIVINA

El camino hacia la santidad es una invitación a alcanzar la perfección divina. Aunque a menudo se asocia la santidad únicamente con la vida religiosa o sacerdotal, es importante reconocer que todos los bautizados están llamados a la santidad. La vocación a la santidad es una vocación común que parte del bautismo y que implica seguir a Cristo y buscar una mayor intimidad con Él.

El bautismo es el punto de partida de la vocación a la santidad. A través del bautismo, somos incorporados a la familia de Dios y recibimos la gracia santificante que nos capacita para vivir una vida santa. La santidad no es un objetivo inalcanzable reservado solo para unos pocos elegidos, sino que es una llamada universal dirigida a todos los creyentes.

La vocación a la santidad implica un seguimiento fiel de Cristo y la adhesión a su Evangelio. Significa vivir en conformidad con los mandamientos de Dios y vivir una vida de virtud. La santidad no es solo una cuestión de cumplir con ciertos preceptos morales, sino que implica un cambio profundo en nuestro corazón y una transformación continua hacia la imagen de Cristo.

  • CARACTERÍSTICAS, DESAFÍOS Y OPORTUNIDADES DE LOS LAICOS

Las características de la santidad en la vocación laical se manifiesta en todas las áreas de nuestra vida. No se limita a nuestra vida religiosa o espiritual, sino que abarca nuestra vida familiar, profesional y social. Ser santo implica amar a Dios y al prójimo en todo lo que hacemos y en todas nuestras relaciones. La santidad se refleja en nuestras acciones, palabras y actitudes.

Es importante destacar que la vocación laical también es una llamada a la santidad. Los laicos están llamados a vivir su vocación en el mundo, en medio de sus ocupaciones y responsabilidades diarias. La santidad no está reservada solo para los religiosos y sacerdotes, sino que es una vocación que se vive en todas las circunstancias de la vida laical.

La vida laical presenta sus propias dificultades y desafíos. La lucha por la vida, la educación de los hijos, el trabajo y la convivencia matrimonial son pruebas en las que se pone a prueba la fe y la disponibilidad de los laicos para cumplir con la voluntad de Dios. A menudo, estas dificultades pueden ser aún más duras que las que enfrentan los religiosos y sacerdotes.

La vida laical también ofrece muchas oportunidades para vivir la santidad de manera concreta. Los laicos pueden ser testigos del amor de Dios en sus familias, en su lugar de trabajo y en su comunidad. Pueden llevar el mensaje del Evangelio a todos los rincones del mundo a través de su testimonio de vida y su compromiso con la justicia y la caridad.

Es importante recordar que la santidad no es un objetivo que se alcanza de la noche a la mañana, sino que es un proceso que dura toda la vida y que requiere un esfuerzo constante y una constante conversión del corazón. La santidad implica luchar contra el pecado y dejar que la gracia de Dios transforme nuestra vida.

  • CULTIVANDO UNA VIDA DE ORACIÓN Y RELACIÓN CON DIOS

Para vivir la vocación a la santidad, es importante cultivar una vida de oración y una relación profunda con Dios.

La oración nos ayuda a crecer en nuestra intimidad con Dios y a discernir su voluntad para nuestras vidas. También es importante recibir los sacramentos con frecuencia, especialmente la Eucaristía y la Reconciliación, que nos fortalecen y nos ayudan a crecer en santidad.

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Mi nombre es Laura y soy católica apostólica romana. Siempre me ha gustado estudiar las religiones, pero especialmente me he dedicado al estudio profundo de la fe católica, y consideré que podía ser útil compartir mis conocimientos en forma online. En el link de "Sobre mi" pueden conocerme más. Todos los artículos están fielmente basados en textos reconocidos por la Iglesia Católica Apostólica Romana.
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