¿CÓMO MOLDEAR EL CARÁCTER SEGÚN LA BIBLIA?
¿Cómo hacer un exámen de conciencia correcto para saber de qué debemos pedir perdón?
Hay tres puntos básicos para examinar nuestra conciencia, que deberíamos hacer con frecuencia:
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El mal que hemos hecho (según los diez mandamientos)
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El bien que hemos dejado de hacer pudiendo haberlo hecho (no el bien imposible, sino el bien posible)
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El control del propio carácter.
Los dos últimos puntos suelen ignorarse en el examen de conciencia y son muy importantes.
El asunto del carácter hay que afrontarlo teniendo en cuenta que todos tenemos un tipo de carácter determinado y que nacemos con él, lo mismo que nacemos con unas huellas dactilares concretas; pero ese carácter, que no puede ser cambiado, sí puede ser corregido y suavizado.
El que es perezoso lo será siempre, pero con esfuerzo y perseverancia lo será un poco menos; el que es iracundo, lo será siempre, pero también él puede lograr controlarse; y así con todos los demás rasgos que van a ser predominantes en el carácter de cada uno
Otra cosa a tener en cuenta en la cuestión del carácter es que los elementos negativos van unidos a otros que son positivos, y en este caso hay que esforzarse en favorecer a éstos, mientas se intenta suavizar aquellos.
Es decir, hay que tranbajar en las virtudes, y con las herramientas de la templanza y la perseveramcia o tenacidad, hacer todo lo posible por convertir lo negarivo en virtud, tal como San Pedro nos enseña a moldear el carácter en 2 Pedro 1:3:
Pues su divino poder nos ha concedido cuanto se refiere a la vida y a la piedad, mediante el conocimiento perfecto del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud, por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais partícipes de la naturaleza divina, huyendo de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia.
Por esta misma razón, poned el mayor empeño en añadir a vuestra fe la virtud, a la virtud el conocimiento, al conocimiento la templanza, a la templanza la tenacidad, a la tenacidad la piedad, a la piedad el amor fraterno, al amor fraterno la caridad.
Pues si tenéis estas cosas y las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo.
En cuanto a la petición de perdón, a la vez que hay que esforzarse por no repetir el mal que se ha hecho (el propósito sincero de enmienda), no hay que desalentarse si se vuelve a cometer ese pecado, sino que hay que volver a empezar pidiendo humildemente perdón a Dios.
El Señor dice, tal como nos lo cuenta el evangelista San Lucas en 21:19, que, con nuestra perseverancia salvaremos nuestras almas.
"Con su perseverancia ganarán sus almas"
La perseverancia debe darse en la lucha por evitar el mal, por hacer el bien y en ese "volver a empezar" que es la clave de la santidad.