4º mandamiento de Dios según la Biblia Explicación y ejemplos según el Catecismo de la Iglesia Católica
El cuarto mandamiento encabeza la segunda tabla de la ley y dice
"Honrarás a tu padre y a tu madre".
Dios quiere que después de Él a los que más honremos sea a nuestros padres pues les debemos la vida y nos han transmitido el conocimiento de Dios.
Debemos honrar a los padres porque nos han hecho favores, nos han traído a la vida y han hecho muchos sacrificios por nosotros.
Además representan a Dios y Él nos ha prometido grandes premios si tratamos bien a nuestros padres
Honrar a los padres significa obedecerlos en todo lo bueno que ellos manden, amarlos y demostrarles frecuentemente cariño, demostrarles respeto y aprecio, ayudarlos en sus trabajos o con dinero y si ya han muerto rezar frecuentemente a Dios por ellos.
Pecan contra este mandamiento aquellos hijos que desobedecen gravemente a sus padres, los que los desprecian y no les demuestran amor, los que los tratan con palabras irrespetuosas, los que los hacen sufrir, los que los insultan, los que no les prestan ningún tipo de ayuda cuando están necesitados, los que se avergüenzan de ellos, los que los dejan abandonados, etc.
Este mandamiento también incluye honrar a los que tienen más edad que nosotros, a los que ocupan puestos de autoridad y a los que son superiores en dignidad por su santidad, buena conducta o sabiduría, como por ejemplo el Papa, los obispos y los sacerdotes.
Los niños deben obedecer las prescripciones razonables de sus educadores y de todos aquellos a quienes sus padres los han confiado, pero si el pequeño está persuadido en conciencia de que una orden es moralmente mala, por supuesto no debe seguirla.
Del mismo modo, el ciudadano tiene obligación de conciencia de no aceptar lo que manden las autoridades civiles cuando éstas ordenan algo que va contra la ley moral o las enseñanzas del evangelio.
Este mandamiento también recuerda los deberes que tienen los padres, los gobernantes, los maestros, los jefes de empleados y toda aquella persona que ejerza alguna autoridad, ya que en toda persona debemos ver a un hijo o una hija de nuestro Padre Dios.
El prójimo es alguien que por ser próximo a nosotros merece que le brindemos respeto y atención especial, no es simplemente un individuo sin valor especial.