Abel era hijo de Adán y Eva y se dedicaba al ganado. Su hermano, el primogénito Caín, era labrador y agricultor. Ambos   hicieron ofrendas al Señor, pero con un corazón diferente. 
     
 
    Dios acepta las ofrendas de Abel porque fueron hechas con amor y generosidad pero rechaza las de Caín. 
    Éste, enfurecido, da muerte a su hermano Abel, y con este homicidio la muerte, que era la pena del pecado de Adán, hace   su entrada en el mundo. 
    La primera víctima no fue un culpable, sino un justo, y por eso Abel es la figura de los justos perseguidos por los   impíos. 
    Abel representa el bien mientras que su hermano Caín obviamente representa el mal. 
    San Juan explica que Dios no aceptó el sacrificio de Caín porque había maldad en sus obras, pero Abel siempre hacía lo   justo y correcto. 
    En el Nuevo testamento Abel es mencionado varias veces, haciendo referencia a su vida pastoral, su santidad, a su   asesinato y a su sacrificio, como por ejemplo en la carta a los Hebreos, en 12,24 donde al mencionar su muerte se hace una comparación   entre la sangre de Cristo y la suya. 
    En la actualidad Abel está dentro del Martirologio, pero fue incluido recién en el siglo y en el Canon de la Misa es   mencionado junto a Melquisedec y Abraham,. 
    Abel es prefigura de Jesucristo por tres razones: 
    - Abel es pastor de rebaños, Cristo es el buen pastor   
- Abel ofrece sacrificios a Dios, con manos y corazón puros, Cristo es el sacrificio en la cruz y en la eucaristía   
- Abel murió de muerte violenta por envidia de su hermano, Cristo murió crucificado por la envidia de los judíos.   
- Abel enseña al mundo la piedad y la pregona suplicando, Cristo pregona la piedad otorgando el perdón.   
   Es invocado para ayudar a los moribundos