CÓMO SUCEDIÓ EL MILAGRO DEL SOL DE LA VIRGEN DE FÁTIMA?
Luego de las anteriores apariciones de la Virgen de Fátima que pudieron leer en el artículo anterior , Ella comenzó a hacerlo ahora con asombrosas manifestaciones visuales.
5º APARICIÓN: 13 DE SEPTIEMBRE
El 13 de septiembre, a la hora de costumbre, treinta mil personas vieron un disco luminoso que se movía en el cielo de este a oeste con majestuosa lentitud.
La desaparición de la Virgen fue precedida de una lluvia de pétalos blancos que se fundían antes de que los pudieran agarrar.
6º APARICIÓN: 13 DE OCTUBRE
El 13 de octubre, setenta mil personas se reunieron en el valle bajo una fuerte lluvia, la cual cesó repentinamente cuando la Virgen estaba desapareciendo.
Ese día Lucía le pregunta a la Virgen quién era y qué quería de ella, a lo cual le responde:
"Yo soy Nuestra Señora del Rosario y quiero que haya en este lugar una capilla en mi honor".
Y antes de marcharse dice:
"Que los hombres se enmienden, que pidan perdón por sus pecados, que no ofendan más a Nuestro Señor, al que ya han ofendido demasiado".
Setenta mil espectadores asistieron entonces a un prodigioso espectáculo: el sol, que instantáneamente había aparecido en el cielo, empieza a moverse, luego dar vueltas sobre sí mismo cada vez con más rapidez, se para seguidamente dos veces, vuelve a girar con creciente rapidez y, de pronto, parece desprenderse del cielo y caer sobre la multitud, que cree llegada su última hora.
Pero se detiene el sol repentinamente, permanece un instante inmóvil, y vuelve a remontarse para ocupar su lugar de costumbre en el cielo.
Tal como les había dicho la Virgen a los niños, Francisco muere menos de dos años después de las apariciones, y al año siguiente su hermana Jacinta.
Y Lucía, en el verano del año 1921 entró en la pensión de las hermanas de Santa Dorotea. Hizo sus primeros votos el 30 de octubre de 1928, y el 13 de mayo de 1948 vistió el hábito de las Carmelitas.
El 13 de octubre de 1930, trece años después de la sexta aparición de la Virgen de Fátima, se proclamó que las apariciones eran dignas de fe y se autorizó el culto a Nuestra Señora de Fátima.
Seis meses después se colocó la primera piedra de la basílica, y al cavar los fundamentos, un obrero hizo brotar del árido suelo un manantial que no se ha agotado jamás y que se reveló milagroso como el de Lourdes.