EVITAR EL SISMA
Comentario del Padre S. Martín FM (Franciscanos de María)
sobre la actualidad de la Iglesia durante esta semana.
- EL VATICANO Y MONSEÑOR VIGANÓ: EL JUICIO POR SUPUESTO CISMATISMO
El Vaticano ha convocado a monseñor Viganó para que se presente en las oficinas de Doctrina de la Fe, a fin de ser juzgado tras haber sido acusado de negar la legitimidad del Papa Francisco, rompiendo la comunión con él, y de rechazar el Concilio Vaticano II, lo cual equivale a ser acusado de cismático.
El plazo para que se presentara ya se cumplió, aunque se le daba la posibilidad de alargar su defensa, presentando alegaciones por escrito, el antiguo nuncio en Estados Unidos ha decido rechazar tanto la asistencia al juicio como la defensa epistolar. En su lugar, el día en que se cumplía el plazo, ha hecho público un durísimo comunicado, en el que dice que es un honor para él ser acusado e insiste en sus ataques tanto contra el Papa como contra el Concilio.
- LAS ACUSACIONES DE VIGANÓ: UN ATAQUE CONTRA EL PAPA FRANCISCO Y EL CONCILIO VATICANO II
"El Concilio -dice Viganó-, representa el cáncer ideológico, teológico, moral y litúrgico del que la Iglesia sinodal bergogliana es una metástasis necesaria". Aprovecha, además, para acusar al Papa de promover la inmigración incontrolada, de obligar a los fieles a aceptar la homosexualidad, de imponer la vacuna contra el Covid, de ejercer el poder de forma tiránica y de venerar a la Pachamama. También destaca que, mientras a él le acusan de cisma, no se hace nada contra lo que están haciendo los obispos alemanes.
- EL RECHAZO AL CONCILIO VATICANO II, UNA POSTURA EXTREMA DE VIGANÓ
Los insultos siempre denigran al que los profiere y no me parece un camino adecuado para promover la renovación de la Iglesia el recurrir a ellos. Pero, siendo inaceptable lo que Viganó dice del Papa Francisco, lo que le pone en el borde del cisma es lo que afirma del Concilio Vaticano II. Para él, este Concilio es un triunfo de la vieja herejía modernista y señala cinco materias en las que esa herejía fue aprobada y defendida por el Vaticano II: colegialidad, ecumenismo, libertad religiosa, estado laico y liturgia.
- LA REACCIÓN DE VIGANÓ ANTE LOS ABUSOS Y SU CONSECUENCIA
Lo que ha estado haciendo estos últimos años monseñor Viganó es una reacción. Una reacción ante los abusos que hacen otros, pero al fin una reacción. Los extremos se necesitan para autojustificarse. Los abusos de los alemanes, belgas, suizos y tantos otros, tolerados muchas veces, han provocado el desvarío en que ha caído Viganó. ¿Por qué no protestó cuando Benedicto XVI intentaba aplicar el Concilio con la hermenéutica de la continuidad? Al contrario, aceptó los cargos importantes que él le asignó.
- LA NECESIDAD DE PROMOVER LA RENOVACIÓN SIN EXTREMOS
La historia no avanza a golpes de péndulo, yendo de un extremo al otro, y el único camino posible es volver a lo que el Papa Ratzinger pidió: la aplicación en continuidad y no en ruptura del Vaticano II. Los extremos, vengan de quien vengan, sólo generan daño y confusión. Ahora bien, si Viganó está actuando así, con esta reacción tan virulenta y tan equivocada, es porque antes ha habido una acción que la ha provocado.
Sería un error que se condenara a Viganó y no se hiciera nada contra los del extremo opuesto, pues eso precisamente vendría a dar la razón, para muchos, a las acusaciones que ahora hace el antiguo nuncio en Estados Unidos. La mejor manera de demostrar que Viganó se equivoca es acabar con la acción que provocó su reacción. Sin esto, habrá un cisma y cada vez tendrá más adeptos, porque muchos, rechazando los abusos de unos, se echarán en brazos de los otros.
- EL CHOQUE ENTRE MONSEÑOR VIGANÓ Y LOS LEFEBVRIANOS
Tras las declaraciones de monseñor Viganó, rechazando la invitación a comparecer ante un Tribunal en el Vaticano, cuyo plazo terminó sin que haya acudido, se ha comparado al antiguo nuncio en Estados Unidos con los seguidores de monseñor Lefebvre. Quizá porque ambos defienden la misa tradicional y porque rechazan el Concilio Vaticano II. Algunos se han sorprendido de que los miembros de la fraternidad sacerdotal San Pío X, habitualmente llamados lefebvrianos, se apresuraran a sacar un comunicado en el que se distanciaban de Viganó y de sus explosivas declaraciones.
En este comunicado dejaban claro que ellos no son "sedevacantistas", que reconocen a Francisco como el verdadero Papa y que rezan por él cada día nombrándole en la celebración de la Santa Misa. Viganó, por el contrario, rechaza que Francisco sea el Papa legítimo, tanto por ser un hereje -según él-, como por haber sido elegido de forma irregular. Esta es una diferencia esencial, por lo tanto, entre los seguidores de monseñor Lefebvre y monseñor Viganó, que permite asegurar que éste no se unirá a aquellos, como algunos habían previsto, sino que, de ser excomulgado, intentará ponerse al frente de los sedevacantistas y formar su propia Iglesia.
Conviene recordar que se llama "sedevacantista" a todos aquellos que declaran que no ha habido un Papa legítimo tras la muerte de Pío XII y que, por lo tanto, la sede de Pedro está vacante. Según estos, San Juan XXIII, San Pablo VI, el beato Juan Pablo I, San Juan Pablo II, Benedicto XVI y el Papa Francisco serían todos ellos falsos pontífices. Como a Viganó le ordenó obispo San Juan Pablo II en 1992, se habría hecho ordenar obispo de nuevo, a escondidas, para recibir la ordenación de mano de un obispo que hubiera sido ordenado antes del Concilio, aunque esto no haya sido confirmado y, además, sería innecesario porque San Juan Pablo II fue ordenado obispo poco antes de morir Pío XII.
- DISCREPANCIAS EN TORNO AL CONCILIO VATICANO II
Incluso sobre la valoración del Concilio Vaticano II hay diferencias entre los lefebvrianos y Viganó. Para éste, el Concilio es herético y el problema no está en la mala interpretación del mismo, según el llamado "espíritu del Concilio", que implica su aplicación en ruptura con todo lo anterior.
Para los lefebvrianos, lo que está mal en el Concilio son algunos puntos concretos: el concepto de libertad religiosa, entendida como que da igual la religión que se profese porque todas son igual de buenas para salvarse; el concepto de que la verdad no tiene derechos, por lo que la Iglesia no tendría derecho a un trato especial por el hecho de predicar la verdad plena contenida en el Evangelio -Benedicto XVI aclaró este punto recordando que los derechos son de las personas y no de las ideas-; la supresión de la misa tradicional para ser sustituida por el llamado "novus ordo". La postura de los lefebvrianos con respecto al Concilio, por lo tanto, es más matizada y no hay un rechazo total al mismo, al contrario de lo que está haciendo Viganó.
- LA POSIBLE EXCOMUNIÓN DE VIGANÓ Y LA REACCIÓN DE LOS LEFEBVRIANOS
Una vez concluido el plazo para presentar alegaciones por escrito ante el Tribunal que le ha sido asignado, Viganó se enfrenta a una posible declaración de excomunión por cismático. En la Iglesia se han alzado algunas voces estos días que pedían que no se le castigara de esa manera, aunque todos rechazaban su conducta.
Alegaban que excomulgarle no serviría más que para ahondar en las divisiones que hay en la Iglesia, sobre todo porque a los que están rompiendo de hecho la comunión -los alemanes y compañeros liberales catoprotestantes- no se les hace nada. Castigar a uno y no a los otros, dicen, dañaría la imagen del Papa y daría la razón a Viganó, que acusa al Pontífice de estar favoreciendo la herejía.
- EL LLAMADO A LA UNIDAD EN LA IGLESIA
Mientras tanto, los lefebvrianos han anunciado que van a ordenar nuevos obispos, lo cual fue la causa de la excomunión de su fundador, monseñor Lefebvre, cuando ordenó los primeros obispos de su fraternidad sacerdotal sin el permiso de Roma, en el año 1988.
Esa excomunión, a él y a los obispos ordenados, le fue levantada posteriormente, pero probablemente recaería de nuevo en el ordenante y en los ordenados.
- REFLEXIONES SOBRE LA SITUACIÓN DE LA IGLESIA
Desde el principio dije que, posiblemente, muchos de los simpatizantes con el ex nuncio en Estados Unidos lo eran no tanto por rechazo al Concilio Vaticano II, sino por rechazo a los abusos que, desde el sector liberal, se llevan produciendo en la Iglesia desde hace años. Por desgracia, esas personas identifican esos abusos con el Concilio y con el Papa Francisco.
Dije entonces que, si la causa es el Concilio y no una mala aplicación del mismo, entonces había que rechazar también a San Juan Pablo II y a Benedicto XVI, entre otros, lo cual yo no estaba dispuesto a hacer de ninguna manera. Y si, para ellos, el problema era el Papa Francisco por su supuesta tolerancia e incluso apoyo a los liberales más radicales de la Iglesia, se corría el riesgo de rechazar el Papado al rechazar al Papa, es decir se corría el riesgo -en el que parece que ha caído monseñor Viganó- de concluir que la Iglesia lleva sin Pontífices desde la muerte de Pío XII, en una situación de "sede vacante" que duraría ya más de sesenta años.
Sostuve y defendí la postura, que manifestó explícitamente Benedicto XVI, de que el Vaticano II era un Concilio válido pero que debía ser aplicado con una hermenéutica de continuidad y no de ruptura con la Palabra de Dios y con la Tradición, lo cual es justamente lo opuesto a las tesis liberales, que son las que defienden esa ruptura. Del mismo modo, he recordado muchas veces que los Papas pasan pero que el Papado, como institución querida por Cristo, debe permanecer.
Todo esto me recuerda la frase que le ayudó a Maritain y a su esposa a entrar en la Iglesia, por la que sentían verdadera repugnancia. "Tened cuidado -les dijo un amigo, quizá Leon Bloi- porque corréis el riesgo de tirar al niño con el agua sucia después de haberle bañado". Y ellos, que lo entendieron perfectamente y que se sentían poderosamente atraídos por Cristo, lo expresaron así: "Comprendimos que, si hubiéramos encontrado un tesoro enterrado en un lodazal, nos hubiéramos metido sin dudar en el estiércol para conseguir el tesoro". Y, más tarde, cuando ya se habían hecho católicos, pidieron perdón porque, una vez que se hubieron metido en el lodazal se dieron cuenta de que no era tan sucio y maloliente como habían creído cuando lo miraban desde fuera.
- UNIDAD Y TOLERANCIA EN LA IGLESIA
Pero también dije que, si la postura de Viganó despierta simpatías en muchos católicos debido a la desafección que sienten por el Papa actual, sería erróneo darles argumentos que justificaran ese rechazo. Y puse dos ejemplos: el apoyo a los liberales alemanes y el acoso a la misa tradicional. Si a los de un extremo se les castiga y a los del otro extremo se les tolera e incluso se les recompensa, va a ser difícil que los castigados no se vayan, aunque quizá sea eso lo que algunos están deseando y provocando. En cualquier caso, esta semana se ha sabido que hay un principio de acuerdo con los alemanes sobre la cuestión del Consejo Sinodal que, a falta de saber los contenidos, ha hecho saltar todas las alarmas en los que defienden la aplicación del Vaticano II en continuidad con la Palabra de Dios y con la Tradición.
Y, por si fuera poco, sigue el rumor de que se prohibirá totalmente la celebración de la Santa Misa en el rito antiguo, a excepción de los institutos religiosos que tienen esa celebración como parte de su carisma fundacional. Ese rumor parece tener una base consistente, que ha llevado a un numeroso grupo de personajes de la vida pública -que incluye a un conocido escritor, a una activista de derechos humanos y a una famosa cantante de ópera- a pedir al Vaticano que no dé ese paso.
Cuando se quiere mantener una familia unida, los padres se esfuerzan por intentar que los hermanos se lleven bien entre ellos y por no hacer favoritismos. Mantener la unidad en la Iglesia es una de las principales misiones de cualquier Papa. La otra es transmitir íntegro el mensaje recibido y confirmar a sus hermanos en la fe. No se trata de mantener una unidad falsa, que se logre sacrificando la verdad, sino una unidad en lo esencial -la Palabra y la Tradición-, respetando las legítimas diferencias, pues ese es el modelo de comportamiento que nos ofrece la Santísima Trinidad.
Favorecer a la izquierda radical y suprimir la misa tradicional sería como echar leña al fuego del cisma que está poniendo en marcha Viganó. Los que le admiran y siguen quieren ser buenos católicos y muchos de ellos no tienen una formación teológica suficiente, que les lleve a distinguir las causas y los efectos y, por ello, corren el riesgo de tirar al niño junto al agua sucia. Pero si se les da argumentos con la tolerancia y apoyo a los radicales y los ataques a los conservadores, va a ser difícil que no se vayan de la Iglesia. A no ser que sea eso lo que se busque.
- LA IMPORTANCIA DE REZAR POR LA UNIDAD EN LA IGLESIA
En esta situación tan confusa y difícil, es muy importante rezar por la unidad en la Iglesia y por la fidelidad de ésta al mensaje íntegro de Jesucristo, contenido en la Palabra y en la Tradición.
- Sobre el Padre Santiago Martín FM:
Sacerdote y escritor español, nacido en 1954. Estudió Biología, Teología Moral y Periodismo. Fundador de los Franciscanos de María, una familia espiritual católica aprobada por la Santa Sede en 2007 cuyo carisma es el agradecimiento.
La foto que ilustra la nota no tiene relación con el texto. Todas las semanas en la sección Noticias publicaré una foto diferente de catedrales, iglesias y atrios para poder admirar su belleza
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