Las personas que tienen una verdadera devoción a María se esfuerzan por evitar todo pecado mortal o venial deliberado, tratan de vivir siempre en gracia de Dios, demuestran su amor a la Virgen en pequeños pero frecuentes detalles de cariño (llevando una medalla de ella, teniendo su imagen en casa, diciéndole pequeñas oraciones, etc.) y se preocupan por imitar las virtudes de María especialmente la caridad hacia Dios y hacia el prójimo, la fe, la humildad y la pureza.
Toda devoción a la Virgen que no obtenga la enmienda de vida no es grata el Señor.
San Luis Maria Grignon de Montfort dice que se puede reconocer fácilmente si la devoción de una persona a la madre de Dios es falsa si prestamos atención a tres detalles:
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Le reza oraciones pero haciéndolo de forma incorrecta y sin atención.
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Realiza devociones exteriores pero sin cambiar su vida interior y pecando de la misma forma que antes.
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Dice que la ama, pero no cumple los deberes de cada día.
Además este santo clasifica a los falsos devotos en 7 clases:
Devotos Criticos: son todos aquellos que disfrutan burlándose de las formas sencillas que la gente humilde honra con amor a María.
Devotos Escrupulosos: son todos aquellos que erróneamente creen que el Hijo de Dios se va a "disgutar" porque se está honrando demasiado a su Santisima Madre.
Devotos Exteriores: son todos aquellos que sin hacer ningún cambio en su conducta aumentando sus virtudes hacen consistir toda su devocion en actitudes exteriores.
Devotos Presuntuosos: son todos aquellos que no dejan sus malas costumbres y se engañan pensando que serán salvados con sólo rezarle a la Virgen
Devotos Incostantantes: son aquellos que enseguida dejan de rogarle a la virgen María o de tenerle devoción cuando no obtienen rápidamente todo lo que le piden a la Virgen.
Devotos Interesados: son los que recurren a Maria sin honrarla o sin darle gracias, pero que siempre le están robando favores
Devotos Hipócritas: son aquellos que honran a nuestra Señora porque los demás tambien lo hacen, o con el interés de pasar por buenas personas, pero no porque sientan de corazón un verdadero amor y aprecio por ella, ni confianza y fe en su poderosa protección.
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