Jesucristo instituyó el sacramento del matrimonio para santificar el hogar formado por el hombre y la mujer.
De este modo al concretarse el matrimonio les aumenta la gracia santificante, la amistad con Dios y les da gracias y favores especiales que les ayudan a cumplir debidamente sus deberes de esposos y de padres.
El sacramento del matrimonio lo instituye Dios en el paraíso cuando él mismo celebra el matrimonio de Adán y Eva
Y luego Jesús demuestra que está totalmente de acuerdo con el matrimonio cuando realiza su primer milagro de convertir el agua en vino en una boda, y cuando dice em el Evangelio de San Mateo 19.6
"Ya no son dos, sino un solo ser"
Jesucristo establece dos condiciones para que exista un matrimonio: que sea de un solo hombre con una sola mujer y que sea para toda la vida.
- ¿QUÉ SON LOS MATRIMONIOS MIXTOS?
Son los que se celebran entre un católico y otro bautizado pero no católico.
Para realizar este tipo de matrimonio es necesario el permiso del obispo quedando el cónyuge católico en la obligación de instruir a los hijos en dicha religión, y es de esperar que pudiera tener éxito para lograr que el cónyuge no católico se convirtiera al catolicismo.
Aquellos que desean recibir el sacramento del matrimonio deben tener cinco disposiciones:
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estar sin pecado mortal, o sea en gracia de Dios
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ser viudos o solteros
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ser mayores de 16 años
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haber hecho el cursillo prematrimonial
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no ser familiares de grado cercano
- PECADOS CONTRA EL MATRIMONIO
Los cinco pecados que van en contra del sacramento del matrimonio, de su felicidad y de su santidad son los siguientes:
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el divorcio
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el adulterio, la infidelidad
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el aborto
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la indiferencia, la frialdad y la falta de demostración de cariño
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el maltrato, la aspereza, el dominio, la agresividad, los celos, las peleas y la dureza en el trato del uno para con el otro
Aunque Moisés permitió el divorcio, Jesús advirtió que esto solamente lo permitió por la dureza del corazón de la gente (San Mateo 19, 6 a 8) y dice
"Lo que Dios ha unido, que no sea separado por el hombre"
El matrimonio civil no es un sacramento, por eso para los católicos no vale como matrimonio.
De esta forma la Iglesia considera a las parejas sólo casadas en forma civil como una unión que ante Dios no es aceptable.
Aquellos que viven juntos sin casarse cometen pecado de fornicación, por eso mientras viven de este modo no pueden recibir sacramentos ya que están en estado de continuo pecado mortal.
En Gálatas 5.21 encontramos claramente que los que viven cometiendo mercado de fornicación no poseerán el reino de Dios.