Nuestra Señora de Begoña es una advocación mariana, y es patrona de Vizcaya, proclamada por las juntas generales de Guernica en 1738 y canónicamente confirmada por la Santa Sede en 1903.
El santuario de la virgen se levanta a orillas del Nervión, al noroeste de Bilbao. La basílica data del siglo XVII y sustituye a un templo anterior, del cual se sabe que existía ya en el 1300.
Consta que en esta fecha, época de la fundación de la villa de Bilbao, existía el monasterio de Santa María de Begoña. A su sombra había nacido el pueblo de Bilbao que se extendía alrededor de la iglesia de Santiago, de cuya parroquia cuidaban los clérigos del monasterio de Begoña.
En tiempos de San Ignacio de Loyola y más tarde durante el generalato de San Francisco de Borja existió el proyecto de confiar el santuario de Begoña a la Compañía de Jesús, con el propósito de hacer del mismo un centro de espiritualidad y apostolado.
La imagen de Nuestra Señora es una pequeña escultura gótica probablemente de fines del siglo XIII o principios del XIV. La Virgen ocupa su trono con el Niño sentado en las rodillas y está cubierta de ricos ropajes y adornada de joyas.
La leyenda dice que la Virgen se apareció en la oquedad de una encina, en el monte Artagán. Según otra tradición, la encontró un pastor sobre un espino. Erigieron allí una minúscula ermita; pero cuando, más tarde, quisieron buscar un lugar más propicio para la veneración y la fueron a trasladar de sitio, la imagen de la Virgen se arraigó al suelo, mientras una voz pronunciaba las palabras: ¡ Begoña!, que significa ¡Quieto el pie!
Abundantes exvotos, lámparas y ricos objetos de culto son testimonio de la devoción del pueblo vizcaíno, antes de las diversas destrucciones y depredaciones que sufrió el santuario en los azares de las guerras, especialmente en el siglo XIX.
Nuestra Señora de Begoña tiene su festividad litúrgica el día 11 octubre.